Los estands tienen madera de pino, chonta y de partes de pallets recuperados. Se les aplicó aceite de linaza para que brillen. Fotos: Patricio Terán / CONSTRUIR.
Tras atravesar la puerta principal de la cuarta tienda de Galería Ecuador, una sensación de calidez invade a los visitantes que llegan al lugar en busca de productos elaborados con mano 100% nacional.
Ese ‘calorcito’ es provocado por la presencia de madera de varios colores, instalada en los diferentes espacios de este emprendimiento, que ahora también está en la González Suárez, norte de Quito.
Esta tienda es especial para Adriana Alomía, propietaria, porque es la primera que está enfocada en satisfacer las necesidades del público nacional. En las perchas hay ropa, perfumes, chocolates, cremas, jabones, alimentos y decenas de artesanías elaboradas con materia prima del país y con técnicas ancestrales.
Para elaborar abrigos, por ejemplo, los artesanos utilizan lana de alpaca. Otros trabajan sus artículos con paja, tagua, madera. Y para estar en sintonía con el trabajo que realizan cerca de 350 medianos y pequeños productores es que Alomía ideó una cuarta tienda que refleja la riqueza del Ecuador. Prima el color tierra, el que permite que se destaquen los tonos propios de los diferentes productos.
En este espacio resalta una pérgola reutilizada.
Alomía cumplió con el objetivo al trabajar en conjunto con el ingeniero agrónomo alemán Hansjoerg Goetz.
Él es un aficionado del diseño interior y del ambiente. Ha trabajado 20 años en certificaciones orgánicas y por esa razón acordaron utilizar, en su mayoría, materiales reciclados. “Le dije esto es todo lo que tengo -una bodega con materiales usados-, date gusto”, recuerda Alomía, quien reforzó el concepto con ideas de Paula Castillo, su socia.
En el techo de la tienda, instalada en un local donde antes funcionaba un banco, se observan vigas recuperadas de madera de eucalipto, de donde cuelgan cadenas que sirven para exhibir los productos.
Ese recurso, cuenta el asesor de diseño, genera un dinamismo dentro de la nueva tienda, pues resulta sencillo ‘vestirla’, dependiendo de las fechas o del gusto de los clientes y de su propietaria.
Sobre el piso, diagonal a la puerta de ingreso, está una pila de cajones elaborados con partes de pallets, que funciona como estand.
Las vigas de madera recuperadas son de eucalipto.
También se recuperaron mesas, una lámpara y hasta una pérgola de color azul que en la noche emula al cielo de Quito, gracias a la iluminación, un recurso fundamental en diseño interior, pues es capaz de generar varias sensaciones y ambientes.
Goetz cuenta que solo se construyó un mueble, con madera de pino y chonta negra.
Para mantener la coherencia con su discurso en favor de la naturaleza, omitió elementos químicos para dar brillo a la madera. Prefirió aceites esenciales como el de linaza y eucalipto, y cera de abeja. Asegura que ese proceso, que guarda saberes ancestrales, es posible cuando se utiliza madera de difícil acceso para las polillas.
Sobre ese mobiliario hay un dispensador de café y un molino. El objetivo, dijo Alomía, es reducir el consumo de empaques de plástico.