Arquitectura que se inspira en la tradición

Noon Afterschool está en Mérida, Yucatán.

Sensibilidad y manejo de los recursos caracterizan a la arquitectura mexicana que cada vez más se consolida a escala internacional. Dentro de esos recursos está el uso del color heredado de las culturas indígenas.
De acuerdo con el portal Plataforma Arquitectura, el color en la arquitectura mexicana se ha transformado en un gesto proyectual tan fuerte, que incluso ha contribuido a reforzar la identidad de distintas zonas del país.
Según los expertos, resulta casi imposible pensar en San Miguel de Allende o Guanajuato libres de los tonos que conforman las fachadas que tejen el paisaje.
Para mostrar el apego por el color, el portal seleccionó varias obras que inspiran, tras plasmar la herencia de la arquitectura moderna mexicana. En esa lista está el Hospital Infantil Teletón de Oncología, cuyo concepto arquitectónico está basado en una cadena de células con diferentes movimientos, que representan el principio de regeneración celular.
Cada una de dichas células está representada por un volumen arquitectónico -son nueve-, dentro de las cuales se desarrolla todo el proyecto que, en conjunto, tiene una forma curva. La superficie total del terreno es de 45 130 metros cuadrados.
La Casa MTY es otro proyecto que inspira. Está ubicada en San Pedro Garza García, en una zona semiboscosa recientemente urbanizada, compuesta por lotes de
10 000 metros cuadrados y con un estricto reglamento de construcción con hincapié en la protección ecológica.
Buscando inspiración en el entorno, lleno de rocas y con una interesante topografía, el proyecto se desarrolla a partir de una serie de cajas que fluyen entre el relieve y la vegetación del terreno.
El disperso esquema se teje en una serie de texturas y patios aislados, jugando con la luz y la sombra, protegiendo a la casa del clima extremo del lugar, según la descripción proporcionada por los promotores del proyecto.
Noon, en cambio, es un centro educativo infantil de horario vespertino, en el que se imparten talleres, asesorías escolares y más.
El proyecto se desarrolló a partir de una identidad corporativa, la cual se adaptó a una construcción preexistente con un presupuesto limitado por tratarse del primer centro en ejecutarse.
Es por esa razón que el proyecto se divide en dos etapas constructivas. La primera se resume a intervenciones estratégicas que mejoraran la funcionalidad y la presencia desde la calle, al diseño de áreas exteriores, interiores y de mobiliario de espacios seleccionados. Esas, en conjunto, producen sensaciones de profesionalismo, seguridad, orden, creatividad, diversión y pertenencia tanto en los niños como en los padres y en el equipo de trabajo.
El objetivo general, según explican los constructores, fue lograr un espacio generador de experiencias sociales y cognitivas reales (no virtuales) en los niños.
Respecto de la materialidad, en el exterior se utilizó un estuco aparente a base de cemento gris, celosía de concreto vibrocomprimido. Los colores corporativos fueron plasmados en las puertas exteriores de la construcción.