La Firma Diez + Muller arquitectos recibió tres reconocimientos. Foto: Daniela Cevallos / EL COMERCIO
Bajo el pan de oro y las grandes cúpulas de la iglesia de La Compañía, en el Centro Histórico de la capital, se llevó a cabo la entrega del Premio al Ornato Ciudad de Quito, la noche de este jueves 12 de septiembre del 2019.
Este reconocimiento se entrega cada dos años a las mejores obras construidas y que por su diseño y calidad constructiva constituyen un aporte a la ciudad.
Este año participaron 27 obras en las categorías: Nuevas edificaciones destinadas a vivienda unifamiliar, Nuevas edificaciones o conjuntos destinados a vivienda multifamiliar, Nuevas edificaciones o conjuntos destinados a usos diferente a vivienda, Nuevas edificaciones o conjuntos destinados a equipamiento público o privado, Intervenciones en edificaciones existentes ubicadas en zonas protegidas del Distrito Metropolitano de Quito y Obras urbanísticas.
La firma Diez + Muller arquitectos recibió tres reconocimientos.
Casa Tacuri, del arquitecto Gabriel Rivera, ganó en la categoría Nuevas edificaciones o conjuntos destinados a vivienda multifamiliar.
La obra Casa Ríos, del arquitecto Luis López, en cambio, se llevó el reconocimiento en la categoría Intervenciones en edificaciones existentes ubicadas en zonas protegidas del Distrito Metropolitano de Quito.
En Obras urbanísticas, la mención de honor fue para el proyecto Espacio Público Seguro Parque 6 de Junio, de la Empresa Pública Metropolitana de Movilidad y Obras Públicas (Epmmop).
En la categoría Nuevas edificaciones o conjuntos destinados a equipamiento público o privado no hubo participantes.
Para el arquitecto Gonzalo Diez, en una escala pequeña, la arquitectura está ganando más fuerza en la ciudad. Sostuvo que el tema comercial e inmobiliario se ha descontrolado un poco y no ha habido un enfoque arquitectónico sino comercial.
Según Diez, este reconocimiento significa una motivación para ofrecer pautas sobre qué se puede hacer para lograr buenos proyectos para la urbe. Incorporando espacio público, arte, vegetación a la comunidad.
Y eso es lo que precisamente se refleja en los dos proyectos ganadores. Uno, en la categoría de Vivienda colectiva con la obra Zafiro y otro en la categoría Nuevas edificaciones o conjuntos destinados a usos diferente a vivienda con el edificio de Oficinas Torre 6.
El premio, que tiene 106 años de realización, es considerado de los más importantes en el área de arquitectura. Es una oportunidad para exponer una visión de que el trabajo de los arquitectos no es un hecho individual sino colectivo y que influye en la ciudad y la sociedad, lo señaló Rafael Vélez Calisto, arquitecto que durante su trayectoria de 50 años ha recibido 16 premios al ornato.
Resaltó que es importante fortalecer el esfuerzo de los jóvenes arquitectos para que continúen haciendo obras significativas “no hay que olvidar que las ciudades duran muchísimo más que las personas”. El arquitecto Rafael Vélez Calisto recibió un homenaje durante el evento de premiación.
El Premio al Ornato se instituyó en Quito en el año 1913, en un momento en el que no se prestaba mayor atención a la planificación urbana. Se entregó el primer premio a una obra del arquitecto Francisco Smith, ubicada en la esquina de las calles Guayaquil y Galápagos, que destacaba en su composición arquitectónica.
A partir de ese año, y hasta el 2008, el premio ha reconocido a más de 100 edificaciones. Entre los años 2008 y 2012 no se realizó la premiación. El concurso se retomó en el 2013, al cumplirse el centenario.