Juan Carlos Salazar es un maquillador quiteño con una exitosa carrera internacional. Foto: Patricio Terán / CHIC!
A Juan Carlos Salazar no le gusta hablar de los famosos a los que ha maquillado y asegura que sus estudiantes son su mejor carta de presentación. En diciembre del 2016 dejó Ecuador después de una gira de talleres de maquillaje profesional que incluyó Quito, Guayaquil y Cuenca. Esta fue la primera vez que se dio el tiempo de hacer proyectos en su país y este momento es el resultado de un giro en su camino.
Con un nombre ya reconocido en las mecas de la moda y el arte como Nueva York y París, Salazar decidió desacelerar la carrera que inició hace unos 26 años. El ahora maquillador inició su vida profesional como administrador en hotelería y turismo.
Viajó a Bélgica para estudiar francés y en ese país ejerció durante un par de años en el campo hotelero y en la Embajada de Ecuador en Bruselas. Pero no se sentía contento; seguía buscando su lugar. Durante las noches trabajaba en un teatro haciendo tramoya (el conjunto de máquinas con las que se cambia el decorado y la iluminación en una escena de teatro).
Este espacio le dio el indicio. “Una persona muy cercana a mí me dijo que debería dedicarme a algo relacionado al arte. ¡Sugirió el maquillaje y eso fue”, dijo Salazar en una entrevista con Chic!
Tenía más de 30 años cuando empezó a estudiar un titulado en maquillaje profesional que duraría un año. Estudiaba, trabajaba y hacía prácticas en un mismo día. Bajó 15 kilos porque no tenía tiempo para comer ni dormir bien. Pero estaba persiguiendo su pasión.
A la mitad de su tesis tuvo que ser hospitalizado y fue operado por una hernia. Continuó su propuesta de creación de personajes para cine y televisión desde el hospital y realizó la producción fotográfica requerida una vez que recibió el alta.
Se dio a si mismo seis meses para adquirir experiencia, pero antes de su meta ya recibió una llamada. Fue aprobado por la Ópera de Bruselas como parte del equipo de maquilladores. Las puertas se le siguieron abriendo. Adquirió experiencia con Lancome, como asesor en centros comerciales, y después inició su carrera en la empresa francesa de maquillaje Make Up Forever.
Salazar es muy creativo, pero prefiere que las pieles se vean muy naturales. Foto: Patricio Terán / CHIC!
Durante dos años trabajó entre el cine, la televisión, el teatro y dando clases junto a Make Up Forever. Después vendría la primera buena noticia. La marca francesa le envió a París – hasta ese momento había trabajado en Bruselas- para tomar un curso para dictar clases de automaquillaje. Poco a poco fue el elegido para dirigir la primera academia de Make Up Forever en Bélgica.
A pesar de haber pasado por las ciudades donde el arte y la moda vibran, su mayor experiencia la vivió en Latinoamérica. En el 2010 fue elegido para crear el maquillaje para la apertura de los Juegos Suramericanos, que se realizaron en Medellín.
El pedido era plantear el maquillaje para las 700 personas que estarían en escena, con el Circo del Sol como referencia. “Llegué un domingo en la noche. El lunes en la mañana tenía a 12 maquilladores sociales, a quienes no conocía, esperándome. Tenía que darles un curso exprés en cuatro días para maquillar a 700 personas”, cuenta.
Ha maquillado en el New York Fashion Week y en el París Fashion Week. Para este último, trabajó junto a Natan Edouard Vermeulen, conocido como el diseñador de la realeza.
La formación continúo y así se convirtió en director artístico. Ya en el 2013, la empresa de maquillaje lo mandó a Nueva York, donde redefinió los currículos para formación intensiva de la escuela. Juan Carlos tomó la decisión de tener una relación abierta, como él lo dice, con Make Up Forever desde abril del 2016.
Ese fue el quiebre en su carrera y el que le permitió planificar su gira por Ecuador, regresar al medio artístico en Bélgica y arrancar un emprendimiento. Salazar está desarrollando una línea de productos de la que prefiere todavía no hablar, pero su sueño es que cuando ya esté a la venta, los maquilladores usen su creación.