Más allá de infraestructura y oferta de servicios, lo que hace mágica a la actividad del turismo es la actitud de las gentes frente a su significado e importancia. Esto incluye el saber acoger a los visitantes de manera adecuada para que siempre regresen. Con motivo del fin de año, un grupo de personas visitamos la zona de Santa Marianita, al sur de Manta, donde nos alojamos en un pequeño y magnífico hotel junto al pueblo. Para nuestra desgracia, nos topamos con una junta parroquial asidua a la “farra” que había establecido junto a la playa un enorme galpón de baile con escenario y potentes equipos de sonido, cuyos eventos fiesteros y políticos nos torturaron los días 28,29 y 30 de diciembre por la tarde y hasta altas horas de la noche. Debimos acudir varias veces a la central 911 de Portoviejo solicitando que los obliguen a bajar el insoportable volumen de los parlantes y cumplan con las horas de los eventos programados, autorizados por la municipalidad de Manta. En algo ayudó la policía para que se cumplan los horarios pero el fuerte sonido se mantuvo en niveles nocivos para la salud. Fuimos obligados a escuchar música estridente y hasta los valores de aportes a la campaña política de la junta parroquial y los nombres de sus aportantes. Conclusión: lindo hotel, lindas playas, excelente clima, deliciosa comida y junta parroquial abusiva; ¿ganas de regresar?…no!
Carlos Proaño S.