Información estadística divulgada recientemente, hace referencia al enorme aumento de divorcios en la sociedad ecuatoriana, tal vez como resultado de la precipitación con la que se vive y no solamente en el ámbito familiar sino en casi todo.
En efecto, nadie quiere esperar a que se solucionen sus problemas; todo el mundo aspira que sus necesidades, aspiraciones o preocupaciones, sean superadas al instante, no importa cómo, aún si el daño que se cause a futuro sea enorme y aunque la medicina sea peor que la enfermedad; y, el sacrificio de difícil pronóstico. Y esto que es incuantificable para la familia, puede extenderse a varios ámbitos, como, por ejemplo: el aumento de riqueza, la simple obtención de un título o la celeridad en los cambios sociales, porque simplemente no hay paciencia y no importa lo que se atropelle.
Ya no preocupa si para ello hay que recurrir a supuestos problemas o a historias oscuras; ya no, porque lo importante es alcanzar hoy lo que se busca, ya que, “el fin justifica los medios”. ¿Será esta la sociedad que queremos?