He regresado a California después de una visita a Ecuador, país que no había visitado por 64 años y para mi sorpresa no ha cambiado desde mis días de estudiante en Quito.
Las manifestaciones políticas continúan impidiendo el desarrollo y los gases lacrimógenos continúan haciendo daño. Se negocia con los indígenas como de potencia a potencia y me impresionó que el Presidente tuvo que huir, probablemente porque no confiaba en las Fuerzas Armadas. El daño causado es incalculable. Mi familia y yo estuvimos encerrados en el hotel en Cuenca 4 días escondiéndonos de la violencia y el vandalismo. Esta situación da mala imagen del Ecuador y causará muchas pérdidas en la industria turística.
Como ecuatoriano probablemente regresaré porque me quedé con las ganas de conocer Cuenca y porque todavía conservo amistades pero entiendo que otras personas no quieran pasar por los sustos que yo y mi familia vivimos. Como dicen en el cementerio de San Diego en Quito, ¿hasta cuando Padre Almeida? O mejor dicho ¿hasta cuando pueblo ecuatoriano?