En los momentos actuales vivimos un paréntesis político interesante, se aproxima, vertiginosamente el día de las elecciones presidenciales y legislativas; de tal suerte que el país espera que todos los ciudadanos participen, con plena libertad, en la próxima jornada cívica.
Esperamos, que el combate cívico será con altura y con respeto, y que el voto libre sea la única arma democrática que se pueda emplear, para que prevalezca el criterio acertado y justo, de que solo el sufragio es el principio generador y legitimador de la autoridad y el gobierno.
La mayoría del pueblo ecuatoriano, no confía en el Consejo Nacional Electoral, porque sus integrantes, no tienen la debida libertad, ni autonomía, para emitir sus decisiones.
Deseo de todo buen ciudadano, que quiere salvar a su país es que, las pasiones políticas no se desborden e inunden con su causal destructor la Patria, que todo sea en paz, y decencia; que no se esgrima la injuria, ni la calumnia, sino tesis y programas de gobierno, que hagan posible las soluciones a los gravísimos problemas que aquejan a todos los ecuatorianos, desde el económico, institucional, de productividad, de fuentes de trabajo, hasta el ético y moral, tan venidos a menos en estos últimos años; programas de gobierno que no se escucha de ninguno de los candidatos. Dicen querer la unidad, pero lo que aspiran es figurar, ya que, algunos sabe, que no tienen respaldo popular; es hora de recapacitar por favor. “Solo unidos venceremos”; todo por amor a la Patria y su pueblo.