La Silla Vacía

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La semiótica o el eco de Umberto Eco

En los estudios de comunicación la semiótica –ciencia del signo- fue imprescindible. En ese marco, Peirce, Saussure y Eco eran mis preferidos, porque dieron sentido o significado a la revolución de la Lingüística que se estaba gestando. En este ensayo una aproximación a Umberto Eco, recién fallecido, cuyo eco resistirá el paso del tiempo.


Confieso: no he leído todas las obras de Umberto Eco, pero sí las principales para mi ejercicio académico: ‘Tratado de semiótica’ y ‘La estructura ausente’, y tres novelas emblemáticas: ‘El nombre de la rosa’, ‘El péndulo de Foucault’ –con diccionario incluido- y ‘Número Cero’.

Para muchos lectores –yo me incluyo- leer a Eco es un ejercicio intelectual exigente, dada la erudición del autor, la complejidad de su escritura y la sabiduría a raudales que distingue a este escritor italiano dueño de un estilo singular, que plasmó sus visiones en más de 50 ensayos –que cubrieron desde la comunicación, la estética, la lingüística y la política-, y siete novelas que incluyen a más de las mencionadas: ‘Baudolino’, ‘La isla del día de antes’, ‘El cementerio de Praga’ y ‘La misteriosa llama de la reina Loana’.

• La semiótica: aportes de Peirce y Saussure
Charles Sanders Peirce (1839 - 1914) fue un filósofo, lógico y científico estadounidense fundador del pragmatismo y el padre de la semiótica moderna. El pragmatismo servía ‘como un método de resolver confusiones conceptuales relacionando el significado de concepto alguno con un concepto de las consecuencias prácticas de los efectos de la cosa concebida y las implicaciones imaginables para la práctica informada’. El triángulo de Peirce es famoso en semiótica, al identificar el signo, el objeto y el interpretante, en el ámbito de la teoría de la comunicación.

Otro investigador, Ferdinand de Saussure, lingüista suizo, es considerado el fundador de la lingüística. La lengua, según Saussure, es ‘un sistema de signos que expresan ideas y, por esa razón, es comparable con la escritura, el alfabeto de los sordomudos, los ritos simbólicos, las formas de cortesía, las señales militares, etc. Simplemente es el más importante de dichos sistemas. Así, pues, podemos concebirla como una ciencia que estudia la vida de los signos en el marco de la vida social’. Esta definición de Saussure es muy importante y ha servido para desarrollar una conciencia semiótica.

• La semiótica estudia la cultura
Según Umberto Eco ‘la semiótica estudia toda la cultura como proceso de comunicación, y tiende a demostrar que bajo los procesos culturales hay sistemas. La dialéctica entre sistema y proceso nos lleva a afirmar la dialéctica entre código y mensaje’. Eco piensa que ‘para comprender mejor muchos de los problemas que aún nos preocupan, es necesario volver a analizar los contextos en que determinadas categorías surgieron por primera vez’.

Con los aportes de Eco, manifestado en ‘La estructura ausente: introducción a la semiótica’ (1968) y ‘El tratado de semiótica general’ (1975), los signos y sus modos de funcionamiento en el mundo social, a pesar de las propuestas de Peirce, Saussure, Lévi-Strauss y otros pensadores, la semiótica cobró estatus de ciencia que fue reconocida en la academia y fuera de ella: en los espacios comunicativos. La Asociación Internacional de Semiótica fue una de sus contribuciones.

Como su propio nombre indica, ‘El tratado de semiótica general’ pretende -a modo del Curso de Lingüística General de Saussure-, definir y constituir la ciencia semiótica, su terminología y sus contenidos, partiendo del concepto general con el que el mismo Saussure intuye que debe ser el fin de esta ciencia, esbozando sus propósitos y sus límites.

• Semiótica, cultura y comunicación
La ‘Estructura ausente’ es una crítica del estructuralismo de Claude Lévi-Strauss. En su libro Umberto Eco describe los objetivos fundamentales de esta nueva ciencia: la institucionalización de un campo del saber (la semiótica); la construcción de una persuasiva sistematización teórica (a partir de la combinación de teorías y conceptos lingüístico-semióticos, filosóficos y antropo-sociológicos, entre otros); una recuperación de la antropología de Lévi Strauss, a partir de la crítica de su estructuralismo y la apropiación de las imágenes de la cultura como proceso de comunicación; y la aplicación sistemática de modelos analógicos para la comprensión de fenómenos socioculturales (la ‘obra de arte’ como recurso epistemológico).

Eco en su análisis rescata la importancia de la cultura como proceso de comunicación y reconoce la existencia de ‘sistemas de comunicación naturales y espontáneos –menos ‘culturales’- hasta los procesos culturales más complejos’.

• Comunicación cultural
En esa línea de pensamiento, Eco planea dos hipótesis: 1) ‘Toda cultura se ha de estudiar como un fenómeno de comunicación (o en su aspecto más radical “la cultura ‘es’ comunicación”); y, 2) Todos los aspectos de la cultura pueden ser estudiados como contenidos de la comunicación (o cualquier aspecto de la cultura puede convertirse en una unidad de sentido).

Y concluye que ambas hipótesis -respaldadas por sus respectivas premisas- se sostienen mutuamente en forma dialéctica: ‘En la cultura cada entidad puede convertirse en fenómeno semiótico. Las leyes de la comunicación son las leyes de la cultura. La cultura puede ser enteramente estudiada bajo un punto de vista semiótico. La semiótica es una disciplina que puede y debe ocuparse de toda la cultura’, según Umberto Eco.

• Umberto Eco, un clásico

La mayoría de críticos confirman los atributos del escritor al incorporar la semiótica como eje transversal de su novelística, tan llena de símbolos –signos, significados y significantes-.

Si usted, amable lector o lectora, recorren cualquiera de sus novelas, y miran cualquier página de un texto reconocerá, sin duda, que corresponde a Umberto Eco, por su versatilidad, profunda cultura y juegos de imágenes discursivas que invaden conocimientos, recrean historias y generan mensajes con mucho contenido.

Por eso el eco del pensamiento de Umberto Eco durará mucho tiempo. Será, indudablemente, un clásico del siglo XX y XXI porque nadie como él ha analizado el ámbito de los fenómenos comunicativos, los sistemas de signos, la negación de un código de códigos, la dialéctica entre códigos y mensajes, así como las relaciones entre el mundo de los signos y el mundo de las ideologías.

Esta lectura semiótica nos revela –según Eco- el mundo y sus códigos, donde el verdadero sistema de la cultura es la comunicación. Y esta es su propuesta esencial.

• Umberto Eco en frases
‘Nada es más nocivo para la creatividad que el furor de la inspiración’.

‘El diablo no es el príncipe de la materia, el diablo es la arrogancia del espíritu, la fe sin sonrisa, la verdad jamás tocada por la duda’.

‘Sabiduría no es destruir ídolos, sino no crearlos nunca’.

‘La retórica es el arte de decir bien lo que uno no está seguro de que sea verdad, y los poetas tienen el deber de inventar hermosas mentiras’.

‘Nada hay que ocupe y ate más el corazón que el amor. Por eso, cuando no dispone de armas para gobernarse, el alma se hunde, por el amor, en la más honda de las ruinas’.

‘¿Cómo no caer de rodillas ante el altar de la certeza?’

‘El verdadero amor quiere el bien del amado’.

‘Intentar entender al otro significa destruir los clichés que lo rodean, sin negar ni borrar su alteridad’.

‘La instancia ética sobreviene no cuando fingimos que no hay enemigos, sino cuando se intenta entenderlos, ponerse en su lugar’.

‘¿Qué es la filosofía? Lo siento por mi conservadurismo trivial, pero no puedo encontrar una mejor respuesta que la definición que da Aristóteles de la Metafísica: una respuesta a un acto de asombro’.

‘No hay nada mejor que imaginar otros mundos para olvidar lo doloroso que es el mundo en que vivimos’.

‘El ordenador no es una máquina inteligente que ayuda a gente estúpida; de hecho, es una estúpida máquina que funciona solo en manos de gente inteligente’.