Durante las sabatinas se escuchan muchos disparates. Normalmente los medios y los periodistas los escuchan pero los ignoran. Esto tiene sus ventajas pero también sus desventajas.
La idea de que el viejo penal García Moreno se convierta en un hotel me produce escalofríos. Y que termine en museo o centro cultural me despierta una pereza enorme.
A Cléver Jiménez la sociedad ecuatoriana le debe algo que está invisible en el debate que gira alrededor de si el gobierno debe o no acatar las medidas cautelares de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, o si finalmente es culpable o no de haber afectado la majestad del Presidente de la República.
Tras los dimes y diretes luego de la derrota del Gobierno en las elecciones municipales hay algo más que simple acusaciones sobre quién tuvo o pudo tener más o menos culpa del suelazo electoral.
La decisión del presidente Rafael Correa de realizar su “enlace ciudadano” a pocas horas de las elecciones seccionales, a pesar de todos los exhortos de las autoridades electorales y toda la normativa vigente, tiene un significado que va mucho más allá de lo meramente jurídico.
Cuando Rafael Correa y el coro de áulicos que lo sigue dicen que en las elecciones del domingo no se juega el Municipio de Quito, sino la revolución ciudadana, está haciendo un harakiri.
Botó la toalla. Es la conclusión más obvia a la que cualquier iniciado en la conversación política puede tener cuando ve en el diario oficial El Telégrafo la noticia de que el presidente Rafael Correa prefirió hoy ir a trabajar en su despacho de Carondelet, antes que hacer uso de la licencia que le habían concedido para que haga campaña electoral.
Esta vez la ciudad no es lo más importante. Lo que realmente importa en estos días es el país. Y lo que mayor bien le puede hacer al Ecuador de ahora es colocar una cortapisa al poder absoluto, omnímodo y monopólico que un grupo ejerce desde hace siete años. Porque el poder absoluto nunca será bueno, aunque quienes lo ejerzan sean ángeles y arcángeles de bondad celestial.
Contenedor de tips Bonil es un cobarde. Lo dijo Rafael Correa durante su acostumbrada presentación de los sábados que se transmite en una amplia red de emisoras de radio y de televisión. “Es un cobarde disfrazado de caricaturista”, dijo en la parte casi final de su presentación. Si fuera valiente se hubiese candidatizado a algo, […]
La advertencia que se hizo durante la aprobación de la Ley de Comunicación de que el gobierno no debe regular a los medios de comunicación porque es precisamente el poder el que debe ser fiscalizado por la prensa se ha transformado en una tenebrosa realidad con la sanción a Bonil y al diario El Universo.
En el Ecuador, por ley, para crear un medio de comunicación se necesita que sus accionistas no tengan ninguna actividad económica ajena al periodismo. Es decir que solo periodistas o empresarios de la comunicación pueden colocar sus capitales para la creación de un medio.
El uso y muchas veces abuso de las normas internacionales sobre derechos de propiedad intelectual se ha convertido en el recurso de quienes quieren retirar videos, documentos o fotografías del internet. Es lo que se ha ocurrido con materiales que han resultado incómodos al gobierno ecuatoriano como lo revela una investigación hecha por Adam Steinbaugh, quien es un especialista en Derecho y Tecnología y fue editor de una revista especializada en la Universidad de Loyola en Los Ángeleas, California.
Paola Pabón es víctima de una inmensa injusticia. Seguramente será expulsada del bloque de Alianza País y seguramente tendrá que dejar de ser asambleísta, por haber actuado de acuerdo a su conciencia en el tema de la despenalización del aborto en caso de violación.
Cuando investigaba para escribir mi columna sobre la más que llamativa declaración de Rafael Correa en la que comparaba el discurso sobre el excepcionalismo estadounidense de Barak Obama con el discurso de los nazis antes de la guerra, me encontré con varias sorpresas. Descubrí, básicamente, que había más de un motivo para pensar que esa declaración no había sido hecha de forma espontánea y que, más bien, respondía a una cadena de acontecimientos que explicaban tan particular y extraña afirmación. Entre las cosas que encontré está que todo había surgido de una tesis planteada días antes por el presidente ruso Vladimir Putín, en un artículo suyo publicado en el New York Times. Ahí, Putín criticaba el discurso sobre el excepcionalismo estadounidense de Obama y lo calificaba como peligroso. Obama había hecho esa afirmación el 10 de septiembre cuando anunciaba su decisión de no atacar a Siria, sin antes contar con la aprobación del Congreso. El artículo de Putín salió el 11 de septiembre y
Si el Ministerio de la Verdad decide mostrar públicamente a la Megan para probar su existencia lo que verdaderamente estará demostrando es que no le importa ni el derecho de los niños expresados en las leyes, ni su dignidad expresado en principios éticos que protegen su legítimo derecho a la privacidad.
El asambleísta de Gobierno, Miguel Carvajal, ha escrito una carta de antología a diario Hoy reclamando por una crónica escrita por Roberto Aguilar.
Sí alguien se pusiera en la tarea de escribir un tratado sobre la maldad en la esfera pública de este país o si ensayara construir la historia de la perversidad pública ecuatoriana deberá pensar seriamente en colocar como pieza central de su obra a los más de 30 minutos en que el presidente Rafael Correa se refirió a Jaime Guevara el sábado 7 de septiembre.
El Ministerio de la Propaganda y en uno de aquellos viscosos videos que se emiten los sábados, durante los espectáculos mediáticos del Presidente, me reta a que demuestre que puedo ingresar al parque de Yellowstone, en los EE.UU. para realizar filmaciones únicamente con mi credencial de periodista, sin pedir permiso al parque ni entregar una garantía. Todo esto en referencia a un artículo mio publicado hace poco.
Aunque la idea de no explotar el petróleo del Yasuní me resultó atractiva desde el comienzo, siempre tuve mis recelos frente al proyecto Yasuní-ITT.