La pareidolia es un fenómeno psicológico que hace que tu cerebro reconozca patrones en estímulos poco claros. Foto: Flickr / Chris Gladis.
Probablemente pasaste muchas horas de tu infancia mirando al techo o a las nubes intentando descubrir figuras parecidas a rostros humanos o animales ¿Alguna vez te contó tu abuelita que vio a la Virgen María o a Jesucristo en una pared con humedad? Pues no te estaba mintiendo; la ciencia lo puede explicar. Estas dos situaciones corresponden a un mismo fenómeno psicológico llamado pareidolia.
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La pareidolia es “la asociación de un estímulo no muy claro a una forma ya conocida”, explica Esteban Ricaurte, psicólogo clínico. Cuando te detienes a mirar una superficie con pliegues, desniveles o una gama de colores o tonalidades, es normal encontrar imágenes que pueden ser reconocidas por el cerebro humano.
La teoría de la pareidolia es desarrollada por el ingeniero informático y experto en neurociencias, Jeff Hawkins, en su libro ‘Sobre la inteligencia’. En la investigación, Hawkins define lo que llama el marco de memoria-predicción.
El cerebro funciona en base a la identificación de patrones por medio de la memorización. Cuando te topas con una figura poco clara, tu córtex celebral automáticamente la asocia con estos patrones y crea predicciones.
“El cerebro humano se condiciona en el día a día en base a lo que le resulta familiar”, explica Ricaurte. Esto quiere decir que, dependiendo de tu formación, tu bagaje cultural, tus costumbres o tu estilo de vida, los estímulos que recibas pueden generar distintos tipos de predicciones en tu mente.
Si estudiaste matemáticas, es probable que te encuentres con números y símbolos por doquier. Si eres una persona de fe, probablemente te encontrarás con figuras religiosas. Si te entusiasman los fenómenos paranormales, tu cerebro estará predispuesto a relacionar los estímulos con situaciones que generan miedo.
“La mayoría de los fenómenos sobrenaturales pueden ser explicados con la pareidolia”, asegura Edison Almeida, psiquiatra. Desde sombras y figuras en las fotografías hasta el reconocimiento de objetos voladores en el cielo, la pareidolia puede hacerte percibir cosas que no necesariamente están ahí.
A pesar de que es mucho más común con estímulos visuales, la pareidolia está presente en casi todos los focos sensoriales ¿Alguna vez te despertaste en medio de la noche con el tétrico sonido de unos gatos en una pelea? En ese estado semiconsciente, seguramente tu cerebro habrá asociado esos sonidos al tétrico llanto estridente de un bebé.
De igual manera, seguramente alguna vez caminaste a oscuras y tocaste con las manos alguna superficie rugosa o viscosa. Es probable que hayas pegado un salto porque pensaste que esa textura era algún animal o bicho que paseaba por ahí. Pero puede ser cualquier otra cosa, como una esponja o un oso de peluche.
Esto es exactamente igual a cuando escuchas alguna canción al revés y piensas que contienen mensajes subliminales. Cuando reproduces un tema al reverso, los sonidos vocales se vuelven balbuceos sin sentido. Dentro de estos estímulos indefinidos, tu cerebro automáticamente comienza a buscar patrones reconocibles.
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Ahora que has leído este artículo, puedes identificar cuando captas figuras extrañas. En otras palabras, tu cerebro te está te está pasando gato por liebre. Pero si tu abuelita te vuelve a contar que vio al Niño Dios en el pan tostado, no le digas nada; podrías romperle el corazón.