Morderse las uñas puede ser una respuesta o manifestación en situaciones de ansiedad. Foto: Wiki Commons
Aceptémoslo. En algún punto todos hemos estado con la uña entre los dientes al borde del colapso en un ataque de ansiedad. Es, casi sin lugar a dudas, uno de los hábitos más desagradables (y comunes) entre la población.
Todo empieza con una situación incómoda, estresante. Sin darte cuenta ya tienes los dedos en los labios. Piensas: ‘no lo voy a hacer’, ‘es un hábito asqueroso’ y mientras le das vueltas al asunto la uña ya está a la mitad. Ya los esmaltes de uñas que querías usar para pintar diseños coloridos están secos y no recuerdas cuándo fue la última vez que los usaste.
Morderse las uñas es señal de ansiedad y puede indicar un trastorno severo, afirman los especialistas. “En principio puede tener una causa pero eventualmente se vuelve crónico, incluso compulsivo y ni siquiera lo notas” indica Marcelo Espinosa, médico psiquiatra especialista en trastornos de la ansiedad.
Según Espinosa, lo que hacen los padres por lo general es pedir a los hijos que se detengan cuando observan estas conductas. Y no es que no lo hayas intentado, pero para ti realmente es una misión imposible.
Se trata de un tema serio pues a los ansiosos mordedores este hábito les representa una gran cantidad de dificultades en la vida diaria. Revisemos unos cuantos.
¿Para qué comprar mandarinas si igual no las puedes comer? Pelar mandarinas o cualquier fruta o vegetal es prácticamente una tortura. Recurren a todo tipo de instrumentos para lograrlo: cuchillos, tijeras, esferos, reglas…y esa mandarina no pudo tener una cáscara más dura.
Si de casualidad fuiste víctima de un bicho malévolo que se aprovechó de un descuido para darse un festín, estás de mala suerte. Intentar rascarse solo va a empeorar las cosas. Tal vez sea buen momento para pedir ayuda.
El abre fácil de las latas ¿ para qué sirve? Siempre y cuando tengas una uña para levantarlo, caso contrario esa bebida se calentará eternamente sin que la puedan probar.
Recoger tarjetas del piso es un papelón. Es como si la tarjeta tuviera vida propia y estuviera pegada al suelo. Consejo: Intenta deslizar otra tarjeta debajo de esa e intenta levantarlas. Solo procura que no se vayan a caer las dos.
Esos son solo unos pocos problemas que enfrentan diariamente. ¿Cómo parar? La respuesta la tienen los médicos. El consejo que da Espinosa es “cuando noten este tipo de comportamientos hay que tratar de analizarlos y racionalizarlos”. Aunque parezca difícil se debe tratar de reducir la ansiedad haciendo el problema más pequeño para no sentir que te consume.
Los trastornos de ansiedad pueden llegar a ser muy graves cuando no son tratados. En casos muy severos los pacientes pueden necesitar tratamientos farmacológicos que se podrían evitar con un tratamiento temprano y una profilaxis mental y emocional.