Foto Referencial. Llevar el cabello corto es una característica que nace en el siglo XX dentro de la vida militar. Foto: Pexels
En realidad no siempre fue así. Hubo un tiempo, especialmente en los siglos XVIII y XIX, en que los militares tenían largas cabelleras y barbas prominentes. Bueno, eso no suena tan bien si empezaste el servicio militar y tuviste que despedirte de tu melena. Lamentamos tu perdida.
Ahora, luego de verte con el corte al ras en un espejo te preguntarás ¿cómo nace está tradición? Pues bien, para empezar, el llevar el cabello corto no es necesariamente una tradición, sino más bien una característica de la vida militar, así lo cree el Coronel de las Fuerzas Armadas del Ecuador Jorge Villavicencio, militar en servicio pasivo.
Para Villavicencio, esa característica es propia de un periodo de formación de una persona que se adhiere a la vida militar, ya sea en una etapa de reclutamiento, formación de soldados o cadetes.
¿Con qué intención? La idea, según el uniformado, es de mantener una uniformidad en el soldado. Algo lógico quizás. Pero Villavicencio tiene un criterio adicional y hace alusión al proceso en sí de empezar una carrera militar.
Es decir, para el Coronel el corte tiene una simbología de compromiso y voluntad para el propio servicio militar. Se trata de una señal para manifestar que se empieza una nueva vida. Al momento de llegar a un cuartel o una academia la persona debe abandonar su imagen anterior y acoger otra, en este caso, una que evidencia su pertinencia a una institución que pondera el honor, el respeto y el amor a la patria.
Para Víctor Andrade, soldado en servicio pasivo, esa sensación de verse sin su tradicional melena, luego presentarse al acuartelamiento, fue algo que le costó trabajo asimilar. Sin embargo, manifiesta que el acto fue decisivo para identificarse como parte de ese grupo humano.
Bueno, quizás luego de verte en el espejo y observar que alrededor tuyo hay 20 personas parecidas a ti no sea tan reconfortante, pero de seguro te ayudará a asimilar mejor el hecho de empezar un proceso de vida diferente.
Y, precisamente, en el tema de identidad se juega todo el debate del corte de cabello. En siglo XVIII, militares germánicos lucían largas barbas y cabelleras como símbolo de masculinidad y como una forma de diferenciarse militares de menor rango. Ese criterio se extinguió y fue reemplazado por la uniformidad.
Uniformidad que permite obtener una identidad que también favorece con las actividades a realizar. Para Villavicencio, el acicalamiento de soldados y cadetes es mejor cuando pierden menos tiempo en peinarse.
Por otro lado, también existen factores de salubridad que favorecen la tendencia del corte al ras. En el campo de batalla, según el uniformado, la posibilidad de que el cabello padezca de piojos o pulgas era una amenaza real.
Andrade cree que en temas de higiene y presentación personal el corte tiene beneficios que ayudan a desarrollar mejor las actividades militares, pero que ,pese a todo, cuesta asimilar en los primeros días o, inclusive, podría suceder que nunca termines de acostumbrarte y tras terminar el servicio decidas volver a tu look normal.
No obstante, la experiencia es significativa si se entiende que cada momento de la vida tiene varias simbologías para recordar. El diploma del jardín, el anillo de graduación o tu traje nuevo en tu primer día de trabajo. Todo ayuda a asimilar un espacio de vida que sugiere la búsqueda de una identidad.
Es por ello que dentro la vida militar el corte al ras se erige como una de sus principales características, pues pese al choque de verte en un espejo de forma diferente, manifiesta el compromiso que has adquirido y una experiencia para toda la vida.