El amor a primera vista, aunque parezca de cuentos de hadas o películas, tiene que ver mucho con las hormonas. Foto: Pixabay

El amor a primera vista, aunque parezca de cuentos de hadas o películas, tiene que ver mucho con las hormonas. Foto: Pixabay

Amor a primera vista, un festín hormonal

El amor a primera vista, aunque parezca de cuentos de hadas o películas, tiene que ver mucho con las hormonas. Foto: Pixabay

Vas caminando por la calle o estás tomando algo en una cafetería cuando de sopetón aparece un chico o una chica que simplemente te desconcierta. Basta una mirada para saber que él o ella te flechó, lo sabes aunque nadie más entienda. No se trata solo de las historias de princesas de Disney o de películas para adolescentes, de hecho es común que ocurra.

Y aunque las 'mariposas en el estómago' , que en ocasiones son más similares a bestias salvajes, parezcan cosa de magia y de otro mundo, la ciencia lo puede explicar con claridad. Resulta que el amor a primera vista o 'flechazo' se da por un conjunto de reacciones fisiológicas y psíquicas, es decir, el cuerpo y el cerebro actúan muy acompasados. 

A la endocrinóloga Paola Jervis le da risa nombrar la cantidad de hormonas que intervienen en este proceso. Primero: el deseo. Los estrógenos y la testosterona, que son hormonas sexuales, son unas delas protagonistas de este festín hormonal.

Además participan la adrenalina , la dopamina, serotonina , oxitocina, la vasopresina y las endorfinas. La combinación produce una sensación muy placentera, una especie de éxtasis , de euforia que tiene a los tórtolos en las nubes, como diría la película: te hace sentir como a tres metros sobre el cielo. 

Jervis explica que las feromonas también pueden activar las 'mariposas', aunque no hay estudios en humanos que lo confirmen. Las feromonas son sustancias sensibles para el olfato, en el argot popular el ‘sígueme-sígueme’, que permiten la atracción y el rechazo sexual.

Pero no todo es hormonal. La psicóloga clínica María Belén Rivadeneira explica que existe un rasgo en la otra persona que despierta un deseo inconsciente. Algo que en el psicoanálisis se conoce como ‘objeto perdido del deseo’. Esto hace que se construya una imagen idealizada de la persona lo cual se afianza con las reacciones fisiológicas.

Después de esta etapa, llega el estadio de la atracción-adicción. Los amigos tienen que entender, está enamorado y eso se traduce en vida y pasión para la pareja, el mundo del perdidamente enamorado se reduce a eso: la admiración por la otra persona.

El cerebro en esta época produce una combinación hormonal similar a la de una adicción. Mientras los niveles de serotonina pueden bajar y producir una sensación un poco melancólica, el enamorado pensará todo el tiempo en el ser amado. Es como un episodio similar a la obsesión. La endocrinóloga señala que luego viene el periodo de apego. En este las mariposas se tranquilizan, se apaciguan.

Esa es la etapa en la que se pasa de la ilusión a lo real, señala Rivadeneira. Cree que es lo sano, de lo contrario la persona se queda estancada en los tres metros sobre el cielo y puede generar lazos de dependencia. Ella considera que aterrizar el amor en la realidad es lo más saludable.

Con esto claro, hay que señalar un aspecto más. Jervis menciona que algunos estudios evidencian que este periodo de las 'mariposas rebeldes' no es tan largo, en tiempo se puede traducir en unos dos o tres años. Es decir, el tiempo en el que los niveles hormonales se mantienen elevados. Esto no quiere decir que no hayan casos en los que el flechazo dure, pero no es lo común.

Tranquilos, tórtolos, no desfallezcan. El amor después también es una decisión personal. Así que a romper la monotonía y trabajar en la relación para que las mariposas renazcan continuamente.