La mayoría de venezolanos que llegó al país es profesional

Galo Paguay / El Comercio CCS Burgers, ubicado en la Foch, en Quito, congrega a los migrantes venezolanos.

Quito, Guayaquil, Manta, Cuenca e Ibarra son las principales ciudades de residencia de los venezolanos que han ingresado al país.
La mayoría posee títulos de tercer o cuarto nivel académico. Sin embargo, se han enrolado en diversos oficios y hasta en el comercio informal.
No hay cifras oficiales del número de venezolanos que están en el Ecuador. Pero, desde septiembre del 2016 hay una creciente ola migratoria.
Según la Organización Civil Venezolanos en Ecuador, se trataría de, al menos, 28 347 personas. La cifra se desprende de quienes votaron en Ecuador en la consulta popular, convocada por la oposición del gobierno de Nicolás Maduro, el 16 de julio del 2017.
El Puerto Principal es el hogar de extranjeros como María Teresa Rosales. Ella es parte del Directorio de Venezolanos en Ecuador.
Lleva cuatro años en Guayaquil y desde el 2015 conformó esta asociación civil, con la finalidad de brindar asistencia gratuita jurídica, educativa, entre otros, a sus compatriotas “Es una migración obligada”, según Rosales, por la grave crisis que enfrenta Venezuela.
Comenta que Ecuador es un país atractivo por el dólar. La moneda les permite ahorrar y enviar remesas a su familia.
El sueldo mínimo en su país está en 250 531 bolívares (USD 25). Mientras que, en Ecuador, el sueldo básico es de USD 375.
“Hasta el año pasado la mayoría de mis compatriotas que estaban llegando eran profesionales. Ahora, por el hecho de que viene mucha gente por tierra y sin recursos, el porcentaje ha bajado”. Así indicó Adrew Castro, presidente de Asociación Civil Mueve, que incentiva el emprendimiento entre los inmigrantes e informa sobre plazas de empleo.
Castro es ingeniero eléctrico, pero tiene un negocio de estampados y artesanías. Estima que la mayoría de sus compatriotas, que está abandonando Venezuela, tiene entre 20 y 30 años. “Vienen personas que tienen la posibilidad de viajar y esperan ayudar a las familias que dejan atrás”.
Una de ellas es Luz, ingeniera en Banca y Finanzas. Actualmente trabaja como mesera en un restaurante de Guayaquil.
Llegó hace dos meses. Tuve suerte, dice. “El mismo día que entregó su hoja de vida la contrataron. Su esposo y su hijo se quedaron en Caracas.
Sus planes no son quedarse en este país. Espera que la situación mejore en Venezuela y retornar. De no darse este caso, su familia la alcanzaría en Ecuador o en Chile, a donde aspira a viajar como alternativa.
Es un caso parecido al de Edwin Valero. Reside hace dos años en Guayaquil. Trabaja como técnico para una empresa de mantenimiento de aire acondicionado. “Vine con mi su esposa, hijo y una hermana”.
Según el Ministerio del Interior, entre el 2012 y el 2016 ingresaron 470 000 venezolanos; de ellos 38 087 permanecerían en el país, ya que no registraron su salida.

En Quito residen llaneros como Daniel Regalado. De los 10 años que vive en el país los últimos tres ha dedicado a ayudar a sus compatriotas. Regalado es el director de la Asociación Civil Venezolanos en Ecuador.
Da asistencia para que consigan una visa para regularizar su estatus en Ecuador o continuar su periplo a Perú o Chile.
La organización ha registrado 8 664 venezolanos. De ellos el 83% son profesionales. Sus actividades están relacionadas con la medicina, administración, publicidad y marketing, periodismo y petróleos.
La llegada de los vecinos del norte a Ecuador no es nueva. Venezuela ha mantenido un flujo tradicional desde el 2008.
En una primera escala llegaron profesionales del área petrolera, que se han concentrado en Esmeraldas y Manabí. Pero desde septiembre del 2016 se ha notado un incremento importante, impulsado por el conflicto político de ese país... Así explicó anteriormente Steep Vergara, coordinador de la Zona 1 del Ministerio de Relaciones Exteriores.
Azuay es otro destino. En Cuenca, la presencia de venezolanos aumenta. Así lo confirma John Villarroel, quien hace 20 meses arribó procedente de Mérida. El domingo pasado, Villarroel recibió en su departamento a una pareja de compatriotas que decidió emigrar ante la crisis en su país.
Villarroel era catedrático de la Universidad de Los Andes. Tenía vivienda, vehículo y una firma de diseño gráfico con 15 personas a su cargo.
Al constatar que no podía surgir, decidió viajar a Ecuador. Llegó a Guayaquil, junto con su esposa. No consiguieron trabajo y se enrumbaron a Cuenca. Se encontraron con otros compatriotas y formaron un grupo de amigos. Entonces se abrieron una pizzería.
En la capital de Imbabura es evidente la llegada de venezolanos, por la cercanía a la frontera con Colombia.
La presencia llanera se siente en negocios de comidas típicas, como las arepas. Palabras como “vale”, “chamo”, “cónchale”... se escuchan en Ibarra.
Incluso se creó el grupo de whastapp Venezuela en Ibarra, que ahora tiene 100 miembros, comenta Ángel Francisco.