Descargadero de petróleo, ubicado en la Terminal Amazonas de la empresa OCP de Ecuador, en Lago Agrio. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO
Los conductores prenden el motor y avanzan unos 20 metros. Se detienen de nuevo y bajan a charlar. La espera, a ratos tediosa, puede prolongarse toda una noche. Los tanqueros han recorrido 184 kilómetros desde el sur de Colombia para descargar, cada uno, 220 barriles de crudo en territorio ecuatoriano.
Es el 26 de junio. A esa hora, cerca de las 20:00, la hilera de vehículos, de placas colombianas y ecuatorianas, se mueve lento. La entrega del producto se hace en la Terminal Amazonas (Lago Agrio), propiedad del Oleoducto de Crudos Pesados (OCP), una empresa privada que opera en Ecuador desde el 2003.
El sitio cuenta con descargaderos, una especie de estaciones de servicio, pero para petróleo. El hidrocarburo colombiano recorrerá desde ahí otros 485 kilómetros a través del oleoducto de OCP hasta Balao (Esmeraldas), para finalmente ser cargado en buques para su reexportación.
El proyecto nació en el 2015, con la intención de aprovechar el espacio disponible en este oleoducto ecuatoriano, que tiene capacidad para transportar 450 000 barriles diarios.
Esa capacidad se pensó con la proyección de que Ecuador explotaría nuevos campos, pero no se cumplió y la tubería nunca ha operado al 100%.
OCP comenzó a buscar opciones fuera del país y vio una oportunidad de negocio en Colombia. Aunque ese país cuenta con el Oleoducto Transandino (OTA), los costos para las compañías son altos debido a las constantes pérdidas por atentados y pinchazos por parte de grupos narcoterroristas. “La tarifa del OTA cuesta entre cuatro o cinco veces más que el OCP”, explica Wagner Carrera, superintendente de Transporte de OCP.
La firma ecuatoriana planteó a las petroleras que operan en el Putumayo y Nariño un proyecto de interconexión hidrocarburífera para aprovechar la infraestructura de transporte de crudo en Ecuador.
La operación arrancó en septiembre del 2013 a través de una conexión entre oleoductos. En el 2015, las empresas intermediarias (o traders) que operan en Colombia comenzaron a contratar tanqueros para enviar el crudo hasta la Terminal de OCP en Lago Agrio.
Unos 80 tanqueros cruzan a diario por la frontera norte de Ecuador. Un 40% corresponde a transportistas ecuatorianos. Giovanny Estrada es uno de ellos. Empezó como chofer y desde enero adquirió una unidad propia. Cuando empezó en este trabajo hace tres años hacía solo cuatro viajes al mes.
Ahora realiza hasta 11. Por cada viaje recibe USD 650. El valor depende del tipo de cambio, pues el pago es en pesos.
Estrada lleva 22 años como chofer. Antes brindaba servicios de transporte para la industria petrolera ecuatoriana. Pero con la caída del precio del crudo, la actividad se redujo y se quedó sin trabajo.
“Las proyecciones del proyecto son alentadoras”, dice mientras espera cumplir el trámite aduanero en el Centro Binacional de Atención Fronteriza, un puesto binacional que facilita el comercio entre Colombia y Ecuador.
El crecimiento del servicio de transporte generó nuevos emprendimientos como mecánicas, hostales, restaurantes y estacionamientos.
En estos amplios parqueaderos los tanqueros pueden estacionarse mientras esperan su turno de descarga o descansan antes de regresar a Colombia.
Glenda Chica es propietaria de uno de esos parqueaderos. Tras vivir 20 años en Canadá retornó al país con la idea de emprender algo propio. Compró un terreno donde hoy se pueden estacionar hasta 300 tanqueros al día. En el proyecto invirtió USD 15 000.
El mayor tránsito de tanqueros también impulsó a OCP a construir la vía Jorge Aguilera, una arteria de primer orden, de 4,5 kilómetros, en Lago Agrio.
El costo de la obra, que se inauguró en mayo pasado, fue de USD 3 millones.
El Municipio del cantón también invirtió en alcantarillado y agua potable en esta zona rural, que ahora también cuenta con energía eléctrica y transporte público.
Antes, Mariela Becerra, quien vive desde hace cinco años en este lugar, caminaba dos kilómetros para poder tomar un bus que la lleve al centro del cantón. Ahora tiene una pequeña tienda al costado de la vía que le genera USD 20 al día.
Vinicio Vega, alcalde de Lago Agrio, destaca que el transporte de crudo ha impulsado el empleo en Sucumbíos.
Pero también atrae a gente de otras provincias. Milton Simancas llegó del Puyo hace cinco meses. El joven, de 22 años, consiguió un trabajo en una de las tres empresas locales que transportan crudo.
“Llevaba varios meses sin empleo. Un familiar me contó de esta oportunidad, no lo pensé y me vine”, cuenta este supervisor de tanqueros, que recibe un salario de USD 500.
Poner en marcha esta nueva línea de negocio de OCP fue un desafío, explica el superintendente de Transporte de OCP. Demandó desde un acuerdo entre los gobiernos de Ecuador y Colombia para facilitar el transporte de hidrocarburos hasta cambios a normas aduaneras, capacitación a choferes en temas de seguridad e inversiones en infraestructura.
“Se analizaron los equipos, se cambiaron algunos procedimientos operativos y se modificó alguna infraestructura”.
La firma tiene tres clientes: Gunvor, Trafigura y Ecopetrol. Las tarifas que cobra OCP dependen del volumen y se fijan en acuerdos, que son reservados.
OCP implementó un sistema de “bacheo” o con separadores, que funcionan como los cauchos en una jeringa. El proceso permite transportar por la tubería el crudo colombiano que es más liviano y de mejor calidad que el ecuatoriano. No hay mezclas y se garantiza calidad para que pueda venderse a mejor precio.
En junio pasado la tubería transportó 160 000 barriles diarios. De esos, 18 000 fueron petróleo del país vecino.