Hace poco más de 10 meses, la vida de Juan Bernardo Boada y Sebastián Ruiz, dos amigos de 19 años, terminó a causa de un choque entre dos vehículos, en Quito. La Fiscalía abrió una investigación previa para determinar las causas del siniestro de tránsito y establecer responsabilidades.
Todo ocurrió el 19 de diciembre del 2020, a las 00:45, tras una reunión social. En un vehículo iban cuatro amigos, entre ellos Juan Bernardo y Sebastián. Ambos estaban sentados en los asientos traseros.
Ese auto circulaba en la avenida Occidental, en el norte de Quito. El siniestro ocurrió luego de que otro vehículo girara en U, en un sitio donde no estaba permitida esa maniobra. Así lo señalan las investigaciones. El choque provocó que el vehículo en el que iban los cuatro amigos derrapara y colisionara contra un poste.
El conductor y el copiloto sobrevivieron, al igual que el conductor que giró en U. Sin embargo, Juan Bernardo y Sebastián murieron.
Jairo Boada, padre de uno de los chicos recuerda que a las 01:15 recibió una llamada. Le informaron que su hijo sufrió un accidente y le pidieron que acuda a la avenida Occidental.
“No me dieron más detalles de lo ocurrido, así que inmediatamente salí de mi casa y fui a ese lugar. Cuando llegué solo vi las luces de las ambulancias, del carro de los Bomberos y también observé a los dos autos destrozados. Cuando me acerqué un poco más, vi a mi hijo sin signos vitales, tendido sobre la calzada. En ese momento mi vida se destrozó, es un dolor que no se lo deseo a nadie”. Al recordar esa escena su voz se quiebra.
Pocos minutos después llegó Priscila López, la madre de Sebastián. Pero, los policías le informaron que el joven fue trasladado en ambulancia a un hospital. Cuando Priscila llegó a esa casa de salud, los paramédicos le dijeron que el estado de salud de su hijo era muy crítico y que falleció en el trayecto. “En ese momento estaba en shock, no podía creerlo. Solo me puse a llorar”, cuenta la madre.
Ambos padres coinciden que este siniestro frustró los sueños y metas de sus hijos. Por ejemplo, Juan Bernardo había ganado una beca en una universidad de México para estudiar una carrera en Negocios Internacionales. El siniestro ocurrió a pocos días de que él viajara a ese país. En cambio, Sebastián estudiaba Administración de Empresas en una universidad de Quito.
Postura de los padres de los jóvenes fallecidos
Jairo y Priscila aseguran que en este caso hay una doble responsabilidad. Ellos dicen que el conductor que giró en U no debía realizar esa maniobra y tampoco debía conducir en la noche, pues su licencia tenía una restricción que le permite solo manejar en el día.
Por otra parte, ellos coinciden que el amigo de su hijo condujo “de manera imprudente”. “Un informe pericial señala que ese muchacho manejó a exceso de velocidad, a 140 km/h por la avenida Occidental”.
Jairo también sostiene que en los videos de las cámaras de seguridad del lugar donde se realizó la reunión de amigos, se observa que el joven que conducía consumió alcohol.
Priscila también asegura que ese muchacho fugó del lugar del siniestro junto con el copiloto. “Como padres nos dejaremos de luchar para que se haga justicia por la muerte de nuestros hijos”, indica.
La postura de Mauricio Ortiz, padre del joven que conducía el auto, en el que viajaban Juan Bernardo y Sebastián
Mauricio Ortiz indica que “el fallecimiento de los dos muchachos es lamentable, pero mi hijo nunca salió a matar a nadie”.
Él también asegura que su hijo nunca fugó, sino que fue trasladado a una clínica, pues producto del impacto sufrió una lesión en su cervical y estuvo internado dos días.
Además, cuenta que antes de que su hijo fuera trasladado a una casa de salud, sacó del vehículo a Juan Bernardo y a Sebastián con la ayuda de dos policías y dos agentes de tránsito.
También indica que existe una versión del médico que lo atendió en la clínica, quién certificó que el chico que conducía no estaba bajo los efectos del alcohol. Además, Ortiz señala que su hijo no consumió alcohol pues estaba con medicación por una enfermedad del estómago.
“Una pericia señala que mi muchacho conducía dentro de los límites de velocidad permitidos en la avenida Occidental. La culpa del siniestro la tuvo el conductor que giró en U, donde no debía hacerlo. Él fue quien los embistió”.