En noviembre del 2020, una persona intentaba lanzarse de un puente, en Pomasqui-Quito. Foto: cortesía
Las llamadas de emergencias por intentos de suicidios ingresan con frecuencia al ECU-911.
Cuando aquello ocurre, los operadores saben que quienes atienden estos hechos son agentes policiales y bomberos.
En mayo del 2020, mientras el país estaba en confinamiento, el comandante general de la Policía, Patricio Carrillo, citó telemáticamente a los jefes que operan en las provincias y ordenó que las unidades estén atentas a estas emergencias.
Eso se produjo por los casos que se comenzaban a reportar en medio de la crisis sanitaria.
El director de la Policía Comunitaria, Jaime Amores, recuerda que todo el personal que hace patrullaje en los barrios quedó informado de la disposición emitida. Hoy, esa orden continúa vigente.
En octubre pasado, Sebastián Bolaños, un agente que trabaja en la Unidad de Policía Comunitaria (UPC) de la Magdalena, un barrio de sur quiteño, rescató a una adolescente de 15 años que intentaba lanzarse desde el tercer piso.
Eran las 18:00 cuando recibió la alerta a través de radiopatrulla. Al lugar acudió un equipo. La madre de la joven se encontraba en el exterior del edificio. Lloraba. Así contó que todo comenzó tras un reclamo por las bajas calificaciones en el colegio.
Bolaños conversó con la chica. La llamaba por su nombre y le repetía: “No estás sola, te vamos a ayudar”. Pidió que le contara el problema que tenía y se acercó poco a poco.
Otros agentes consiguieron una escalera entre los vecinos y ascendieron a la terraza. Cuando la joven se distrajo la tomaron por la espalda y la bajaron. Todo tardó 40 minutos.
El personal sabe que las maniobras que aplican en cada rescate “son de iniciativa propia”. Utilizan los conocimientos aprendidos en su carrera: trabajar bajo presión, mantener la calma durante una emergencia y planificar sobre la marcha cada acción.
Desde octubre pasado, la Dirección de Policía Comunitaria diseña un protocolo para que el personal sepa cómo actuar exactamente frente a alguien que quiere terminar con su vida. El documento estará listo en abril de este año.
En el 2009, la Organización Mundial de la Salud ya emitió lineamientos de prevención de suicidios dirigido para policías, bomberos y socorristas.
Este documento, de 13 páginas, recomienda no acercarse muy rápido a la escena y tampoco hacer movimientos bruscos durante el rescate.
En diciembre del año pasado, el agente Raúl Guerrón acudió con cuatro compañeros más al puente del río Chiche, en el nororiente de Quito.
Los operadores del ECU-911 alertaron que había un joven que estaba sobre el barandal.
El patrullero llegó al lugar. Cuando notó la presencia de los uniformados, el chico exigió que se marcharan.
Guerrón recuerda que le dijo que están ahí para ayudarlo. “Por qué quieres hacer esto”, le preguntó. Y le contó que había perdido su trabajo en medio de la pandemia y que no tenía cómo pagar sus deudas.
Mientras conversaban, otros dos gendarmes se acercaron por la espalda y lo sujetaron.
El 2020 cerró con 672 intentos de suicidio a escala nacional. En el primer mes del 2021 hubo 78: ocho más que en igual período del año pasado.
Marco Cabrera es bombero de profesión. En noviembre, él, ocho compañeros y cinco agentes se desplazaron a Pomasqui, un barrio del norte capitalino. Allí socorrieron un hombre de 30 años que estaba de pie sobre el puente de Los Pájaros e intentaba lanzarse.
Durante 15 minutos, los policías le preguntaron su nombre, dónde vive, si tiene o no familia. Él permaneció inmóvil y en silencio. Los uniformados se equiparon con cuerdas, poleas y arneses. Luego se acercaron lentamente y lo abrazaron por la espalda. Durante un minuto forcejearon, hasta que lograron colocarlo en el suelo.
Como parte de la formación, los bomberos reciben cada año una charla con expertos en primeros auxilios psicológicos.
La idea es saber cómo actuar frente a estas emergencias. La última capacitación se realizó en septiembre del año pasado.
Este grupo opera con un protocolo. Allí se detalla, por ejemplo, que el rescatista debe emplear un tono de voz suave, animar a la persona a contar su problema o las razones que tiene para quitarse la vida. Recomienda siempre ofrecer ayuda, no recriminar ni gritar.
El bombero Henry Vinces recuerda que en diciembre atendió un caso a las 03:00.
Ocurrió en Las Casas, en el norte de la capital. Un hombre, de 32 años de edad, intentaba lanzarse desde la terraza de un edificio de cinco pisos.
Al ver que se acercaban cuatro socorristas les pidió que se fueran y que lo dejaran solo.
Pero Vinces dice que subió a la terraza, se acercó lentamente y comenzaron a dialogar.
Le contó que tenía problemas en la relación con su esposa. Le dejó hablar una hora y le relató toda su historia. Finalmente logró convencerlo de que no se suicidara.
En contexto
La mayor cantidad de intentos de suicidio se registra en Quito, Guayaquil, Cuenca, Santo Domingo y Ambato. Según datos del ECU-911, desde marzo, cuando empezó la pandemia hasta el pasado 8 de febrero, 318 personas se quitaron la vida en el país.