Dos asesinatos ocurridos en Riobamba y Ambato generaron alarmas en sus habitantes. Los hechos violentos se registraron en los parques y las plazas de las urbes, sitios considerados por la Policía Nacional como zonas peligrosas debido a que están marcadas por el expendio de drogas (microtráfico) y la prostitución.
En lugares como La Plaza Alfaro, en la capital del Chimborazo, y el parque 12 de Noviembre, en la capital de Tungurahua, ocurren con frecuencia riñas callejeras, robos, escándalos públicos y hasta asesinatos.
Un informe emitido por la Dirección Nacional de Investigación de Delitos Contra la Vida, Muertes Violentas, Desapariciones, Secuestro y Extorsión de (Dinased) detalló que en Chimborazo entre enero a noviembre del 2020 se registraron 13 asesinatos y en el mismo período del 2021, un número similar.
Mientras que en Tungurahua en el 2020 ocurrieron 18 muertes violentas y en lo que va del año 19, es decir, un 10% más en las estadísticas anuales que maneja esta entidad.
Por ejemplo, en Riobamba el asesinato de Kymi Elizabeth B., 40 años, ocurrido en la Plaza Alfaro, en el centro histórico de la capital de Chimborazo, provocó conmoción en la urbe. El hecho violento se registró el martes 16 de noviembre a las 14:30.
De acuerdo a las indagaciones de la Dinased, la víctima recibió dos impactos de bala en la cara y otro en el brazo. La mujer aún con vida fue socorrida por su acompañante y los paramédicos del Cuerpo de Bomberos quienes arribaron al sitio para atender la emergencia. Los socorristas trasladaron a la herida hasta el Hospital General Riobamba donde minutos más tarde falleció.
El jefe de la Dinased de Chimborazo, Luis Montesdeoca, aseguró que mientras las indagaciones no culminen no se puede determinar su fue sicariato o no. Por el momento es considerado como un asesinato.
Menciona que la persona que victimó a Kymi Elizabeth B. se movilizaba en una motocicleta. El sospechoso se bajó y detonó el arma de fuego en contra de la mujer. “Los 13 casos de violencia registrados en la urbe; en lo que va de este año fueron por robo, riñas o violencia interpersonal, es decir, entre personas, pero es bajo con relación a otras ciudades de la Sierra y de la Costa”.
Eso preocupó a Rosa Orna. La mujer de 65 años vive en el sector Monseñor Leonidas Proaño. Contó que la zona anteriormente era tranquila, sin embargo, ahora hay problemas de escándalos y asaltos. “Es complicado caminar por la noche. Estamos intranquilos por lo ocurrido en la Plaza Alfaro, por eso pedimos más control policial”.
En Tungurahua, hasta el momento se registran 19 muertes violentas. El último hecho sucedió el miércoles 10 de noviembre en la calle Mera y avenida 12 de Noviembre, en el centro de Ambato. Una persona murió tras recibir un impacto de bala y otra quedó herida.
Marco Muñoz, jefe del Distrito de la Subzona de Tungurahua, afirmó que la persona herida confesó que el era el blanco del asesino, pero al parecer se equivocó quien detonó el arma. El joven tenía 25 años y no registraba antecedentes policiales.
“Sabemos que por versiones de la persona que resultó herida que el ataque estuvo dirigido a él. Tenemos información que el hecho se dio por el tráfico de sustancias estupefacientes y conflictos de territorialidad en la comercialización de alcaloides”, dijo Muñoz.
Manifestó que el caso determinó un incremento aproximado en este año del 10% con relación al 2020. “Estamos controlando el espacio donde ocurren las muertes violentas. El mayor número de víctimas registradas son por violencia interpersonal, es decir un problema entre el victimario y la víctima”.
Acotó que en la provincia no se han presentado hechos de violencia como suceden en la Costa del país.
Consideró que la zona donde ocurrió el asesinato es un lugar peligroso al igual como otros sectores como Letamendi, Simón Bolívar… Por eso trabajan en los operativos de control con el apoyo de la Policía Judicial, Antinarcóticos y otras entidades que son parte de la mesa de seguridad. “Es objetivo de nuestro trabajo es recuperar esos espacios públicos”.
Martha C., tiene su local en las calles Olmedo y Mera. Cuenta que la zona es conflictiva porque hay prostitución y la venta de estupefacientes. “Debemos encerrarnos en nuestros locales con cercas metálicas para evitar posibles robos o asaltos en plena luz del día”.