Halcones, los pilotos que persiguen las narconaves

Los miembros del escuadrón de combate contra el narcotráfico preparan uno los aviones Súper Tucano, en Manta. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO

Son las 11:00. En la base aérea de Manta está formada una treintena de militares. Todos ellos visten un overol verde olivo y una gorra negra.

En el hombro derecho tienen un parche con la imagen de un halcón. Así se hace llamar el escuadrón de pilotos de combate 2313 de la Fuerza Aérea Ecuatoriana  (FAE).

Este grupo de militares desde hace cinco años es el encargado de rastrear, ubicar y perseguir a las aeronaves ilegales o provenientes del narcotráfico que ingresan al espacio aéreo ecuatoriano.

Después del respectivo parte militar e izar la Bandera de Ecuador, los pilotos rompen filas y caminan hasta su estación de entrenamiento. Con las botas negras bien lustradas recorren un pasillo hasta una sala de planificación. Allí se reúnen y analizan las misiones que tienen en el día y esperan la información del Centro de Mando y Control.

Este último organismo, cuya ubicación es secreta, recibe las alertas de los radares que están ubicados en puntos estratégicos del país. Uno de los equipos que emitía información de las aeronaves delictivas era el radar de Montecristi, en Manabí.

De hecho, su activación el pasado 27 de octubre era clave para coordinar acciones con el escuadrón de pilotos. Hoy el radar está inactivo tras una explosión en su antena que aún es investigado por la Policía, Fiscalía y Defensa. Una de las posibles sospechas es el ataque de personas ligadas al narcotráfico.

De allí que todos los militares y equipos de las Fuerzas Armadas que tienen misiones contra hechos delictivos gozan de una reserva de sus identidades.

Ese es el caso de los pilotos de combate. Cada uno tiene un sobrenombre o nominativo para comunicarse entre ellos.

EL COMERCIO visitó ayer su base y los hangares en donde están los aviones Súper Tucanos. Estos equipos tienen una capacidad de vuelo de hasta 600 kilómetros por hora.

Son aviones subsónicos que sobrevuelan los cielos de Manabí, Esmeraldas, Guayas y la frontera norte.

Así lo explica el comandante Juan Bravo. El oficial indica que cada piloto de combate, además de las interdicciones a naves ilegales, está preparado para otras misiones como la protección de recursos estratégicos.

Ellos desde el aire pueden visualizar si existen amenazas al oleoducto o identificar actos de minería ilegal. Incluso, ellos son los encargados de verificar actividades de deforestación.

Para todas estas tareas mantienen una intensa formación militar de más de seis años. Además, pasan por pruebas físicas y psicológicas cada año.

La vista es uno de sus mayores potenciales, pues deben poder visualizar en las noches con visores nocturnos. La lluvia y las nubes son otros obstáculos que deben superar en las misiones.

Eso lo confirma un mayor, cuyo nominativo es Toro. El oficial lleva 16 años en el escuadrón y cuenta que una de las misiones más complicadas que tuvo sucedió en noviembre del 2019. Una noche que estaba de turno llegó la alerta de que una avioneta ilegal intentaba llegar a Guayaquil por la isla Puná. El oficial en ese momento se colocó su casco de comunicación y salió en búsqueda de la aeronave.

Tras una maniobra de rastreo la identificó y la persiguió hasta que los sospechosos se quedaron sin combustible. Al final, la avioneta se estrelló en un cerro. La Policía al siguiente día indicó que esa nave estaba lista para retirar un cargamento de droga y de dinero.

La única mujer del escuadrón, cuyo nominativo es Cleopatra, también ha participado en persecuciones a naves de los narcos. La oficial cuenta que los sospechosos para evitar ser detectados vuelan a una altura mínima. Informes de la FAE señalan que se han identificado avionetas a 100 metros de altura.

Por eso, los pilotos se capacitan en un simulador de vuelo. También tienen entrenamientos físicos que les permiten soportar la presión de la gravedad y de la velocidad.

De hecho, este grupo de militares sería el encargado de atacar a las naves ilegales en caso de que la Asamblea gestione y apruebe la ley de derribo. El presidente Guillermo Lasso ha mencionado que este es un nuevo proyecto para combatir a las bandas delictivas.

En caso de aprobarse la normativa, los Súper Tucanos cuentan con artillería pesada para los ataques. Cada avión tiene ametralladora y lanza bombas. Los oficiales también están preparados para perpetrar a naves enemigas.

Actualmente, en Latinoamérica hay países que tienen esta facultad: Colombia, Perú, Bolivia, Brasil y Venezuela.

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