La gente califica a los dos barrios esmeraldeños más conflictivos como las nuevas favelas. Se trata de los sectores Aire Libre, en la parte baja y La Guacharaca, en la ladera del centro-sur de la ciudad, separados por 1 km de vía.
Desde que la violencia recrudeció en la ciudad de Esmeraldas, en estas zonas hay más disputas por apropiarse de sitios para la venta de droga a menor escala.
Los disparos desde unas casas hacia otras, que son caletas para el acopio y distribución de pequeños sobres con narcóticos, alteran a la urbe. Para la Policía y militares, tomar el control ha sido imposible incluso en pleno estado de excepción. Ambos barrios son parte de los seis territorios más violentos de la parroquia Esmeraldas. Ahí rige un toque de queda que no ha resultado porque los índices problemáticos de la delincuencia siguen al alza.
Si se compara los 23 primeros días de mayo con todo mayo del 2021 se ve un incremento del 63%, al pasar de 6 a 16 asesinatos en la principal parroquia esmeraldeña.
En 2019 hubo 1 muerte y el año siguiente cerró sin víctimas, según estadísticas del Sistema de Gestión Policial. Los cuatro años anteriores (2015-2018) los casos se mantuvieron en un dígito, es decir, menos que los 16 registrados este mes, de estado de excepción.
Desde los sectores conflictivos de esta parroquia transcienden los casos de sicariato, atracos y amenazas de bomba, con repercusiones en otros barrios.
Esta dinámica se repite en otros tres territorios de Guayaquil, que también están en estado de excepción, desde el 29 de abril. Son: Ximena, Pascuales y Eloy Alfaro.
Ministro defiende reducción
Según el ministro del Interior, Patricio Carrillo, hay una reducción en los homicidios.
En la Asamblea, afirmó que de una decena de casos que ocurrían, en promedio, por día se bajó a seis con el estado de excepción.
Las cifras oficiales muestran una baja de muertes en este mayo respecto a abril pasado.
En la parroquia Ximena, en Guayaquil, los crímenes bajaron de 39 a 18 en este período.
En Pascuales pasaron de 15 a 6, mientras que en la parroquia Eloy Alfaro, de Durán, descendieron de 11 a 2. Pero el mes aún no termina. Sin embargo, al analizar las cifras de mayo con la del mismo mes de años anteriores, incluso prepandemia, se ve que son más bajas. Carrillo insistió en que el despliegue de más fuerzas del orden ha ayudado a mermar la incidencia del delito y aseguró que la crisis ecuatoriana debe entenderse desde el conflicto global.
“Partiendo de que el país se encuentra entre los dos mayores productores de droga”.
Más procesamiento incide
Que Colombia y Perú hayan triplicado su producción de cocaína hace que las rutas para movilizarla sean disputadas por bandas criminales, según el Secretario de Estado. Y de eso no escapan territorios clave como Esmeraldas, fronteriza con Colombia.
“Hemos pasado de problemas interpersonales a una mayor violencia criminal y eso es lo que está pasando en las calles”, indica Briana Cerón, experta en criminología.
Javier Buitrón, jefe de la subzona de la Policía en Esmeraldas, cree lo mismo que la especialista.
“Los delincuentes se están matando entre delincuentes. La Policía no puede hacer mucho al respecto porque se están direccionando entre ellos; las muertes son selectivas, es decir, no están matando a la gente buena”. Cerón considera que no es tan cierto, porque el conflicto ha dejado víctimas colaterales. Una adolescente murió hace cuatro días en medio de un tiroteo en el barrio Isla Piedad. Ese es otro sitio considerado de alto peligro en la parroquia Esmeraldas.