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Solo quedan deudas tras el derrumbe de las pirámides

La joven Diana Guerrero fue perjudicada por una supuesta pirámide, hace ocho años. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO

La promesa en todos los casos es la misma: ganar altos intereses a cambio de invertir miles de dólares. Organizaciones que, incluso, operan desde el extranjero atraen de esta forma a personas para que entreguen su dinero. Luego, las estructuras desaparecen.

Uno de los casos es el de Blanca Cevallos, una quiteña de 42 años. Ella recuerda que en marzo de este año vio un anuncio mientras navegaba en redes sociales. El mensaje decía: “Haz que tu dinero trabaje para ti”. Pensó unos minutos y dio clic en esa página.

Luego, llenó un formulario. A los 15 minutos recibió la llamada de una mujer, que se identificó como “líder del negocio”.

Ella le explicó que, si invertía USD 1 200, a fin de mes recibiría USD 4 200 de ganancia. Para entrar, tenía que conseguir que otras dos personas también ingresaran.

La mujer reunió los fondos. Lo hizo con el dinero que recibió de su liquidación, ahorros que tenía y un préstamo que le hizo una amiga. Con eso viajó a Guayaquil en carro. La ‘líder’ le envió la ubicación de una casa donde debía entregar todo.

Los problemas empezaron cuando ya debía recibir el capital más el interés. Al mes llamó para saber la forma de pago. “La mujer me pidió paciencia y ofreció entregar el dinero luego, pero no lo hizo”.

Desde entonces ya no contesta llamadas ni mensajes. La casa de Guayaquil que visitó ahora está cerrada. Por eso, en abril pasado, la víctima puso una denuncia en Fiscalía.

Ahora los investigadores rastrean un presunto delito de captación ilegal de dinero. Los agentes que rastrean estos casos saben que detrás de estas inversiones piramidales, operan redes delictivas.

Datos de la Fiscalía muestran que, desde enero hasta el 9 de julio de este 2021, se han registrado 31 denuncias por ese ilícito en el país y desde el 2014, reposan 673 casos en las oficinas fiscales a escala nacional.

Pero hay más casos que no son denunciados. Afectados dicen que prefieren guardar silencio para evitar perder su capital. Por ejemplo, Pablo García, de 49 años, tiene la esperanza de recuperar los USD 3 800 que invirtió en octubre del año pasado, luego de que una amiga le recomendara un “negocio” que ofrecía pagar un 20% de interés mensual.

Acudió a la Villa Flora, en el sur de Quito. Ahí se vio con un hombre que se presentó como un representante de una plataforma financiera, quien le envió un código de acceso de un portal web. Le decía que de esa forma podía verificar las ganancias obtenidas a diario.

Esa plataforma dejó de funcionar al mes siguiente y lo perdió todo. La víctima busca información. Por mensajes le dicen que la página volverá a funcionar “muy pronto”.

Las investigaciones señalan que las estructuras son, en su mayoría, internacionales y operan desde otros países de la región.

Los líderes se apoyan de gente que vive en el país y son el nexo para enganchar a otras personas o utilizan redes sociales para sus operaciones.

Es el caso de Diana Guerrero. Ella tenía 19 años cuando fue víctima de un sistema piramidal. Luego de ocho años todavía no recupera los USD 1 500 que depositó a cambio de la promesa de altos intereses.

Un mes después de dar su plata, vio en las noticias que el dueño de esa supuesta empresa fue detenido por lavado de activos en Massachusetts, Estados Unidos. Lo primero que hizo fue llamar a la representante que la contactó en el país y le exigió que le devuelvan su dinero. Esa mujer le aseguró que en dos semanas lo recuperaría. Le dijo que los fondos estaban respaldados. Pero luego dejó de responder el teléfono.

Otra mujer, que pide que la llamen Lucy, confió USD 14 000 a una plataforma que se vendía como una firma internacional. En agosto del 2019 se enteró que perdió los ahorros de su vida cuando una amiga, quien también dio su dinero, le contó que el cabecilla fue detenido en Estados Unidos.

“Tenía la ilusión de duplicar ese valor y con las ganancias ponerme una cafetería”.

Al recordar este episodio, llora. Lucía vendió su auto para cumplir con un préstamo que realizó para la inversión y para dar USD 2 400 a una persona que ella invitó a que fuera parte de la pirámide. “No podía quedar mal porque confió en mí”.

La Fiscalía asegura que las provincias con más casos de captación ilegal de dinero son Guayas, Pichincha, Azuay, Cañar, El Oro y Los Ríos.

En esa última provincia existe una investigación por captación ilegal de fondos. Una firma aseguraba pagar el 90% del interés sobre el capital cada semana. Hoy, cientos de personas acuden a Quevedo para tratar de recuperar su dinero.

Las entidades financieras, que tienen autorizaciones oficiales, entregan intereses entre el 4% y 10% anual.