Foto: María Isabel Valarezo / EL COMERCIO
Un hecho inusual sucedió la noche del jueves 23 de julio del 2015. En la intersección de la avenida 6 de Diciembre y Pedro Ponce Carrasco, en el norte de Quito, un vehículo se encontraba varado. No se trataba de una falla mecánica, ni de un accidente de tránsito; sino que el carro se detuvo porque una mujer se escondió debajo de él.
A las 21:00, aproximadamente, JC alertó a Washington Oña, policía del Grupo de Operaciones Motorizadas, que una pareja que iba en moto le asaltó y se llevó su celular.
El delito se cometió en la avenida Naciones Unidas y Shyris. El Policía pudo ver a los supuestos asaltantes y los persiguió por las avenidas Portugal, Eloy Alfaro y 6 de Diciembre. Los ahora implicados no se percataron que un semáforo cambió a rojo y se impactaron contra la cajuela de un vehículo.
Ana María M., una de las acusadas del robo, salió proyectada desde la motocicleta. Al caer, se puso en cuncliyas y se metió debajo de un carro Chevrolet Grand Vitara que circulaba lento por la intersección de la 6 de Diciembre y Pedro Ponce Carrasco.
La conductora del automóvil detuvo la marcha para no atropellar a Ana María M., las otras tres ocupantes se quedaron asustadas y confundidas por las sirenas policiales y el caos que estaba a su alrededor.
Washington Oña, junto con 16 agentes del sector de Iñaquito, pidieron a las cuatro mujeres que bajen del carro. Con ellas afuera, se les hizo más fácil sacar a la sospechosa que estaba sujeta al chasis del Grand Vitara.
Algunos testigos indicaron que la mujer botó cerca del vehículo algunos objetos, entre ellos, varios celulares. Estas versiones, no obstante, serán recogidas en la Unidad de Flagrancias a donde fue llevada la acusada y su compañero, un hombre de unos 30 años, que fue detenido cerca del percance. La moto también fue llevada como parte de las evidencias.
Julia, una de las mujeres que iba en el carro, manifestó que habían salido de su trabajo y se dirigían a sus casas. Ella mostró su nerviosismo mientras narraba lo acontecido.
Tal fue el susto y la prisa con la que sucedieron los hechos, que la conductora olvidó las llaves del vehículo al interior. Cuando los agentes se llevaron a los sospechosos del robo pidieron que las mujeres que se trasladaban en el automotor continúan su camino, pero fue imposible.
Entre los policías y civiles sumaron esfuerzos para abrir, a la fuerza, la compuerta derecha. Alambres, camisetas, alicates se usaron para intentar conseguir las llaves. Después de unos 20 minutos se logró el objetivo.
El carro quedó estacionado en medio de los dos carriles de la Ecovía. Los articulados fueron desviados para que compartan la circulación con los carros normales, durante unos 30 minutos. Los ocupantes del vehículo fueron a sus casas, el denunciante del robo acudió a poner la denuncia y los implicados fueron llevados ante las autoridades judiciales que determinarán su responsabilidad