Testimonio de inseguridad en Quito: 'Los delincuentes me apuñalaron en la pierna para robarme la bicicleta en la Ruta Viva'

Un joven fue herido en su pierna y manos, durante el ataque que sufrió cuando le robaban su bicicleta en la Ruta Viva, nororiente de Quito. Foto: Cortesía

Cristopher (nombre protegido) es un deportista de 20 años
que sufrió un asalto a las 05:15 de ayer, martes 29 de septiembre del 2020, en el kilómetro 8 de la Ruta Viva, una carretera que conecta a Quito con Cumbayá, Tumbaco y Puembo, valles de la capital.
El hecho ocurrió mientras el joven cicleaba con dirección a Papallacta. A continuación su testimonio:
“Yo siempre utilizo bicicleta para movilizarme a todas partes, incluso para trabajar en mi emprendimiento. No me movilizo en carro por respeto al medio ambiente y por hacer deporte.
A las 04:00 de ayer, yo salí de mi casa en bicicleta con dirección a Papallacta, una parroquia turística ubicada a una hora y media de Quito en la provincia del Napo. Mi intención era quedarme allá en un hostal y visitar el parque Cayambe - Coca. Quería bañarme en una cascada y relajarme, alejarme del tráfico de la ciudad.
Un amigo me iba a acompañar, pero al final no pudo hacerlo y decidí viajar solo. Llevaba mi celular y mi bicicleta. A las 05:00 llegué a la Ruta Viva y avanzaba con normalidad. A la altura del kilómetro 8, observé una camioneta blanca y un hombre se bajó de ese vehículo.
Parecía que él iba a orinar y no le di importancia. Cuando pasé junto a ese carro no hubo problemas y avancé. Un minuto después sentí que la camioneta se me pegó. Frené y sentí un fuerte golpe por la espalda que me tumbó al piso.
Luego se me acercaron cuatro hombres que empezaron a quitarme
mis pertenencias. Me resistí a que me arranchen el teléfono celular y me apuñalaron en la pierna. Ellos gritaban ¡cállate! ¡cállate! No les alcancé a ver la cara porque me atacaron en segundos. Vi lo que subieron la bicicleta al balde y huyeron.
Por la adrenalina, no sentí mucho dolor cuando me agredieron con arma blanca. Luego, regresé a ver mi pierna y observé que sangraba abundantemente. Comencé a caminar para pedir ayuda y los conductores de los vehículos no paraban para auxiliarme.
Les gritaba ¡ayuda! Les hacía señas, pero se iban de largo sin tomarme en cuenta. Cojeaba mucho y así avancé hasta la garita de un conjunto residencial. Pedí ayuda al guardia. Sentía preocupación porque perdía mucha sangre.
El celador llamó a una ambulancia y los paramédicos me dijeron que era una herida superficial. Por suerte, la masa muscular de mi pierna me protegió y el cuchillo no se hundió mucho. Si lo clavaban unos centímetros a la izquierda del sitio en donde me hirieron, podían destruir una arteria y posiblemente moría desangrado antes de que llegue la ambulancia.
Me suturaron tres puntos y me dieron de alta. En mis 20 años, es la primera vez que me roban. Por eso iba con demasiada confianza.
Los policías me dijeron que ellos se iban a encargar de la denuncia. Sin embargo, tengo muy poca fe de recuperar mi bicicleta y teléfono celular. Lo clave es que la gente tenga cuidado y no salga sin compañía a hacer deporte u otras actividades porque hay mucha delincuencia”.
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