Así actuaban las ‘chicas Veneno’ en Guayaquil

Estas bandas delictivas utilizan la escopolamina o el guanto, sustancia que altera el sistema nervioso de la víctima. Le hace perder la conciencia y voluntad. Foto: Twitter / Policía Nacional

Con la detención en Guayaquil de Jenny Lisbeth M. S., presunta líder de una banda como ‘Las Chicas Veneno’ se volvió a topar el tema de la operación de estas organizaciones delictivas que drogan a sus víctimas para despojarlas de sus objetos de valor.

Es por esto que entre policías y administradores de justicia se conoce a este tipo de organizaciones como ‘dulces sueños’.

Estas bandas utilizan la escopolamina o el guanto, sustancia que altera el sistema nervioso de la víctima. Le hace perder la conciencia y voluntad, ya que al sentirse con sus capacidades disminuidas obedece a las personas que lo llevan.

Esto es lo que la justicia cree que ocurrió con tres turistas estadounidenses en Montañita, provincia de Santa Elena. Los que denunciaron que unas mujeres los abordaron y les dieron una sustancia que les hizo perder el conocimiento. Al despertar, vieron que habían sido despojados de dinero y objetos de valor.

Según fuentes de la Policía Nacional, estas bandas están integradas por mujeres atractivas que buscan a sus víctimas en bares, discotecas y lugares de concentración de gente. Allí, ellas perfilan a sus víctimas y las abordan.

Una vez iniciada la relación, se les administra la droga, generalmente en bebidas, y cuando surte efecto se lo lleva al banco para retirar dinero o al domicilio u hotel para despojarle de objetos de valor. Una vez cometido el robo, abandonan a la víctima.

Jenny Lisbeth M. S. registra una detención por tenencia de sustancias sujetas a fiscalización y tres denuncias por robo.

Puede ser mortal

Al alterar el sistema nervioso central, la escopolamina en dosis elevadas puede llegar a causar convulsiones entre las personas que recibieron esta sustancia.

La droga eleva la presión sanguínea, lo que puede provocar un paro cardíaco. Generalmente estas bandas dejan a sus víctimas abandonadas en hoteles, calles o parques, por lo que no pueden recibir atención de emergencia en caso de un infarto y fallecen.

Esta situación es la que la Policía Nacional considera que pasó con el empresario Ángel Paúl Apolo Ochoa, al que, según las investigaciones, se lo contactó en una discoteca.

Apolo, de 30 años, era socio y propietario de dos negocios en Machala. Además, era miembro de la Cámara de Turismo de la ciudad.

Suplementos digitales