Redacción Cuenca
En 1983 cuando entró a operar la Central Hidroeléctrica Paute la capacidad del embalse era de 120 millones de metros cúbicos de agua, pero eso cambió. Ahora, 50 millones están ocupados por sedimentos, lo que reduce la capacidad de almacenar el líquido para la generación de energía.
En la actualidad, una draga extrae cada año 900 000 metros cúbicos de material arenoso y piedras. Según Antonio Borrero, gerente de la Corporación Eléctrica del Ecuador (Celec), esa extracción depende de la dureza del sedimento. “Suele compactarse y en algunas zonas se debe hacer una inyección a presión para poder extraer el material”.
La draga, que pertenece a Hidropaute, trabaja en un kilómetro desde la presa Daniel Palacios. Pese a que los depósitos ocupan cerca del 42% del embalse de Amaluza, Borrero asegura que con el funcionamiento de Mazar en abril próximo ya no hace falta potenciar o contar con otra draga. “Solo se hará el mantenimiento y la limpieza de los sedimentos que ingresarán”.
Según Borrero, la presa de Mazar que tiene una capacidad de 410 millones de metros cúbicos retendrá los sedimentos (materiales arenosos, piedras) que viajan con la corriente del río Paute.
El funcionario recuerda que antes de que se considere la construcción de Mazar, se pensó en una draga de mayor potencial. Pero debía ser un equipo que opere en al menos seis kilómetros desde la represa. La intención era que extraiga al menos 4 millones de metros cúbicos de sedimentos cada año.
Hubo varios procesos de licitación y contratación desde el 2003 y el último fue en el 2006, dice Borrero. Las ofertas estuvieron sobre el monto estimado. “La relación costo-beneficio que se analizó en ese momento no se justificaba porque excedía los USD 100 millones”.
Cuando el actual ministro de Electricidad, Esteban Albornoz, lideraba la Celec, el Fondo de Solidaridad pidió que se analice la posibilidad de retomar el proceso anterior. Pero no se concretó.
Borrero insiste no se debe considerar esa opción porque el dragado cuesta unos USD 100 millones y no se justifica. “Mazar ayudará a retener sedimentos”.
Para el presidente del Colegio de Ingenieros Civiles de Azuay, Fernando Solórzano, la acumulación de 50 millones de metros cúbicos de sedimentos se debe al retraso en la construcción de Mazar. El proyecto Paute tenía tres fases y allí se incluía a la última central.
Según Solórzano, la primera fase era la puesta en marcha de cinco turbinas, luego venía la construcción de Mazar y finalmente cinco turbinas más, que ahora están en operación. “Pero no se desarrolló así, se dejó para el final a Mazar y la acumulación de los sedimentos es la consecuencia”.