Antes era fácil pescar en el río Pachanlica. En el agua transparente había bastantes peces. “Era un sitio donde se disfrutaba en familia”, comentan Adán Arcos y Mariana de Jesús Robles, vecinos del barrio El Recreo, de la parroquia Totoras, en Ambato.
El líquido fluía por los canales de riego para los animales y la producción de papas, maíz y otros productos. Pero el agua del afluente y de las acequias fue cambiando con la instalación de curtiembres, lavadoras de jeans, lubricadoras de vehículos y otros negocios a lo largo de la microcuenca.
“Ya no hay truchas, es un río casi muerto. El problema viene de 30 años y no ha podido ser solucionado por las autoridades”, argumenta Arcos, enojado. El hombre muestra el suelo donde crece la hierba con que alimenta al ganado. Está cubierto por una capa color ocre que emana un olor pestilente.
El productor se refiere a la contaminación provocada por las aguas servidas, que se vierten de forma continua en el río Pachanlica. Un estudio efectuado por estudiantes y catedráticos de la Facultad de Agronomía de la Universidad Técnica de Ambato (UTA), entre abril y agosto de 2022, lo demuestra de forma categórica.
El informe detalla que el afluente está contaminado por fosfatos y elementos orgánicos (materia fecal humana y animal). También por cromo y cadmio. Este último metal pesado sobrepasa largamente los límites permisibles.
Según los investigadores, encontraron disueltas en el agua 0,09 milésimas de miligramo en cada parte por millón (ppm), cuando lo permisible es 0,01. Los técnicos detectaron la presencia del cadmio en un tramo de 5 km.
Sospechan que la contaminación podría ocurrir desde la zona alta de Quero, uno de los cuatro cantones que atraviesa el afluente. “Hay desagües de aguas contaminadas y de lixiviados procedentes de los botaderos de basura. Esta polución se mantiene cuando el río pasa por Cevallos, Totoras y Pelileo.
Puede ser por los químicos que utilizan los agricultores, las lavadoras de jeans y otros”, explica Walter Veloz, catedrático de la UTA encargado del estudio. En los próximos meses iniciarán un segundo estudio con la toma de muestras aleatorias en diferentes lugares del río Pachanlica. El objetivo final es identificar las fuentes de contaminación y buscar los puntos críticos de la cuenca.
La contaminación sería mayor
Veloz reconoce que el estudio se efectuó en el periodo de lluvias y podría haber datos inexactos. Sospecha que las cifras pueden ser mayores. “Cadmio y cromo son metales pesados de alta densidad que no pueden metabolizar las plantas, los animales o el ser humano. Eso significa que estos dos elementos se mantienen en estado puro con posibilidad de provocar riesgos cancerígenos en el hígado y los riñones”, menciona Veloz.
En un recorrido que realizó este Diario junto a vocales, técnicos y el presidente de la Junta Parroquial de Totoras, Patricio Arias, se constató que existen sitios donde se descargan líquidos al afluente. A lo largo del río se puede ver cómo a través de las alcantarillas varias empresas vierten aguas pestilentes al río Pachanlica y a las quebradas Huacarumi, San José y Palahua, contaminándolas.
En el sector limítrofe de Totoras con el cantón Pelileo, en la parte baja del río Pachanlica, aguas residuales de color negro y con elementos semi sólidos son depositadas en el afluente, sin tratamiento. Algo similar ocurre en el barrio El Recreo con la quebrada Huacarumi. Por ahí baja agua color blanco que emana un fuerte hedor que afecta a alrededor de 40 familias.
Los fuertes olores son insoportables, especialmente en la tarde y noche, que es cuando botan el agua sin tratamiento”, dice Édgar Aldaz, morador de la zona. El director de Ambiente del Gobierno Provincial de Tungurahua, Isaías Quinatoa, asegura que revisan los planes de manejo ambiental que fueron aprobados para otorgar los permisos. También las auditorías ambientales de cumplimiento de cada actividad.