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Revisión en terminales detecta fallas en los buses

Las autoridades realizaron ayer un control en la terminal terrestre de Guayaquil. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO

Las autoridades realizaron ayer un control en la terminal terrestre de Guayaquil. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO

Las autoridades realizaron ayer un control en la terminal terrestre de Guayaquil. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO

Los controles que se realizan en las terminales terrestres de Quito y Guayaquil muestran el estado en que los buses intra e interprovinciales operan desde estas ciudades. En el caso de la capital, la Agencia Metropolitana de Tránsito (AMT) muestra que de enero a agosto pasados han sido suspendidos 1 638 automotores revisados en Carcelén y en Quitumbe.

Las razones más frecuentes son que las unidades trabajaban con llantas en mal estado o que los conductores manejaban con licencias sin puntos.

Guillermo Altamirano, director de Fiscalización de la AMT, dice que la revisión en las dos terminales es rigurosa y que en los últimos accidentes no estuvieron involucradas unidades que salieron de allí.

Pero también se encontraron buses con parabrisas trizados o casos en que sus dueños no presentan el documento de circulación vigente.

Los choferes dicen que la suspensión implica “grandes pérdidas”. Andrés Hidalgo, chofer de la Cooperativa Alóag, que recorre entre Alóag, Santo Domingo, Quinindé, Baños y Quito, gana USD 150 por viaje. Ese es el monto que dejaría de percibir en caso de que el automotor que conduce no pase los controles.

En la terminal de Guayaquil también hay problemas. Luego del accidente de la Cooperativa Nambija, que dejó 12 fallecidos, las autoridades anunciaron controles. En uno de estos se descubrieron buses que trabajaban con fallas en el sistema de frenos o tubos de escape rotos; otros que tenían problemas en la combustión y desperfectos en el sistema de amortiguamiento.

En uno de los chequeos realizados, 17 de los 18 buses no pasaron las pruebas.

Por eso, la Unión de Transportistas Intraprovinciales del Guayas llegó a un acuerdo con la Autoridad de Tránsito Municipal (ATM), para que los carros que no superaron el chequeo fueran a una revisión técnica vehicular. Esa inspección es voluntaria.

Andrés Roche, gerente de la ATM, puntualizó que a los conductores se les entrega una cartilla con las recomendaciones y las fallas mecánicas que deben reparar para que vuelvan a realizar otro control, aprobar y seguir circulando.

Carlos Orellana
, director del Centro de Revisión Vehicular, advierte que no tiene cifras de cuántos buses han sido chequeados y cuántos han aprobado ese proceso.

Lo cierto es que de los 1 300 carros que tiene la Unión de Transportistas Intraprovinciales del Guayas, 700 que circu­lan en Guayaquil deben pasar un chequeo con equipos tecnológicos. Antes, solamente habían pasado por una revisión manual, que se realiza en cantones que no cuentan con centros equipados.

La mañana de ayer se ejecutó un segundo operativo. Este fue liderado por la Comisión de Tránsito del Ecuador (CTE), con el fin de verificar que las unidades cuenten con el kit de seguridad (cámaras de seguridad y GPS) y los cinturones para pasajeros. Esto se concretó luego de que la Agencia Nacional de Tránsito (ANT) y el Ministerio del Interior anunciaran que se usarán esos aparatos para controlar la velocidad y la seguridad en las vías.

Dos buses fueron suspendidos ayer. A uno se le sancionó por tener desbalance en una de sus llantas y al otro, por tener los cinturones cortados.

Según la CTE, a escala nacional son 12 000 buses inter e intraprovinciales que circulan en la red vial. El coronel Raúl Flores, jefe nacional de Transporte Público de la CTE, indicó que en lo que va del 2018, 3 600 unidades han sido suspendidas por fallas mecánicas o la falta del kit de seguridad.

El director ejecutivo de la CTE, Luis Valenzuela, puntualizó que desde el 2011 toda unidad debe tener los cinturones.

El funcionario dice que los operativos “han sido constantes durante el año, solo que ahora se han intensificado”.

En el caso de las provincias cubiertas por la CTE, desde el feriado del 9 de octubre habrá agentes encubiertos que viajarán como pasajeros y tendrán la potestad para sancionar a los conductores que incurran en malas prácticas de manejo, rebasen en curvas o vayan a exce­so de velocidad.

A inicios de este mes la ANT, en cambio, adelantó que 300 personas encubiertas vigilarán a los transportistas para evitar excesos que producen accidentes de tránsito en las carreteras.