La reducción de remesas frenó a Azogues

disminución de remesas en Azogues

disminución de remesas en Azogues

En los locales del centro comercial Bartolomé Serrano de la capital cañarense el movimiento es mínimo. Fotos: Xavier Caivinagua/EL COMERCIO

El emigrante envía menos dinero desde EE.UU. y los azogueños prefieren comprar en Cuenca.

La capital cañarense no pasa por su mejor época económica. En los últimos dos años no se abrieron nuevos negocios grandes.

Los locales pequeños que se inauguran cierran en menos de un año, por falta de clientes. Las remesas se estancaron y no recuperan los niveles del 2007, antes de la crisis económica que se registró en Estados Unidos.

María Augusta López, propietaria de la agencia de envíos Jimmy Express, recuerda que en la época de mayor auge migratorio había agencias de viajes y ‘couriers’ en cada esquina del centro de la ciudad. “Había una alta demanda de servicios por parte de los emigrantes y de sus familiares”.

En la actualidad, solo hay 10 de este tipo que registran una alta afluencia en fiestas importantes como Navidad, Día de la Madre, del Padre, Semana Santa, Carnaval, entre otros.

En Jimmy Express, por ejemplo, reciben un promedio de siete clientes al día y hace tres años superaban los 30 en días normales. Enviaban recuerdos y comida típica de la región.

Para López, la economía de la ciudad se estancó por la falta de dinero y porque los azogueños no valoran lo suyo. Según su criterio, hay quienes prefieren comprar equipos tecnológicos y enseres para el hogar en Cuenca, por su cercanía: está a 30 kilómetros de distancia.

Según el presidente de la Cámara de Comercio e Industrias de Azogues, Cornelio Prieto, cada vez más se evidencia una recesión y pocos negocios se sostienen en el tiempo. En las calles de mayor movimiento comercial como la Simón Bolívar, Julio Matovelle y Emilio Abad se cerraron almacenes de ropa, de electrodomésticos y de celulares, que tenían menos de seis meses de funcionamiento, dice Prieto.

La afluencia de personas bajó en la calle Bolívar, una de la más comerciales. Foto: Xavier Caivinagua/ EL COMERCIO

María Cárdenas, de 35 años, cerró su tienda de bisutería porque pagaba USD 300 de arriendo en el centro de la urbe. A ese valor se sumaban los gastos por mantenimiento y el sueldo de una ayudante y casi no obtenía ganancias. “Era imposible sostenerme”.

En el Centro Comercial Bartolomé Serrano también se comprueba esta recesión. En lo que va de este año nueve negocios cerraron. Entre las dos plantas hay 38 locales y la mayoría de sus dueños se queja porque llegan pocos clientes.

Mariuxi García es la propietaria de una boutique. Aunque dice que los productos que ofrece son similares a los que se ofertan en Cuenca y “más económicos, la gente prefiere comprar allá... Imagino que es por viajar y distraerse”.

Según el exconcejal de Azogues, Juan Solís, la crisis económica de Estados Unidos pasó factura a los migrantes ecuatorianos, porque ahora no consiguen empleo fácilmente o sus ingresos se redujeron y eso se ve reflejado en las remesas.

“Al azogueño se le complicó mantener a dos familias en países distintos, por eso optó por llevarlos con él”, señala Solís.
Con esta reunificación familiar, disminuyó el envío de dinero y hay migrantes que vendieron sus propiedades en la provincia de Cañar para llevar ese dinero a Estados Unidos e invertir en inmuebles.

Los problemas
El analista económico azogueño Ramiro Caranqui considera que el desarrollo productivo de la ciudad también se frena porque el azogueño se opone -con o sin razón- a la ejecución de los proyectos empresariales, con el argumento de la contaminación. “Esas iniciativas generarían empleo y dinamizarían las economías de las familias y de la ciudad”.

La capital cañarense tiene una población de 70 064 habitantes y las principales fuentes de empleo son la agricultura, el comercio y el sector público. Solo hay cuatro industrias que son la cementera Guapán, dos dedicadas al procesamiento de la arcilla y otra de concreto.

Caranqui dice que en los últimos 15 años no se dio paso a la construcción del parque industrial y artesanal que iba a acoger a 130 empresas. Tampoco se dio paso a la construcción de un cementerio, de una fábrica de ollas, entre otros proyectos.