Aproximadamente 200 personas participan en el cuadro vivo y Vía Crucis en Tumbaco, nororiente de Quito. Hace dos meses ensayan para la representación de Semana Santa.
Para Edison Arce, que representa a Jesús, se trata de una experiencia única que “llena espiritualmente”. Hace 15 años que personifica al Mesías en las celebraciones de la parroquia.
Su traje blanco es completamente pulcro. Los detalles resaltan por su semejanza con las figuras en los altares. Ese y las otras vestimentas pertenecen al grupo de la iglesia. Con el tiempo han ido adquiriéndolos para que cada participante cuenta con todos los accesorios.
Luis Correa es voluntario en el grupo. Funge como maquillista, vestuarista y participa con la representación del pueblo y un discípulo.
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“Es mucho trabajo, detallado, pero todo se hace con mucha devoción”, explica el hombre que participa de las tradiciones religiosas hace dos décadas.
Ese sentimiento es el que hace llenar de lágrimas los ojos de Carlos Caiza. Él lleva 30 años aproximadamente como Santo Varón. Junto a una decena de iguales trabajan para bajar las imágenes y cargarlas.
La procesión es el Viernes Santo desde las 08:00. Se congregan en el cementerio y caminan hacia el parque central con cientos de fieles. Para Michael Ramírez, que representa a Poncio Pilato, es una expresión que no se debe perder.
Aunque su papel es del “malo” y muchas veces difícil, dice que le gusta participar. A lo largo de la caminata resulta impactado y muchas veces con lágrimas en los ojos.
Los asistentes incluyen los voluntarios que realizan los rezos y cánticos. El grupo se reúne a lo largo del año para otros eventos religiosos. Esperan que cada vez llegue más gente a compartir la tradición que aprendieron de sus antepasados.
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