Habitantes de calle pernoctan en la tribuna De los Shyris y varias zonas del parque La Carolina, norte de Quito

A las 07:30 de hoy, un hombre dormía sobre el piso bajo una pequeña caseta con techo de zinc y bancas de cemento

La tribuna De los Shyris, ubicada en el hipercentro de Quito junto al parque La Carolina, se ha convertido en el hogar para un grupo de habitantes de calle. A las 07:30 de hoy, miércoles 31 de marzo del 2021, cuatro covachas construidas con plásticos, lona, alfombras viejas, pedazos de madera y cartones albergaban a varias personas que soportaban el frío de la mañana.
A esa hora, el termómetro marcaba 11 grados centígrados de temperatura. Decenas de deportistas trotaban y caminaban por las aceras y senderos del parque. Vestían chompas gruesas, gorros de lana y calentador.
Contaron que desde hace más de tres meses hay gente que pernocta en medio de los graderíos, junto a los muros de los accesos para aguantar el frío y levantar sus ‘casas’ con pedazos de cartón. “Siento pena de ellos ya que siempre están allí. Desde hace tres meses se quedan a dormir. Ojalá que las autoridades les puedan llevar a otro sitio”, manifestó Susana Morán, quien salió a caminar en el parque La Carolina.
Carlos Velasco vive en la avenida Eloy Alfaro y todas las mañanas sale a caminar para mantenerse en forma. Ha visto que los habitantes de calle se bañan con botellones de agua atrás de la tribuna. “Es la consecuencia de la migración, son extranjeros muy pobres que llegaron al país (...) Siempre piden caridad en este sector”.
Otros deportistas coincidieron en que familias enteras aprovechan los sitios que tienen viseras en el parque para pernoctar allí. Pasadas las 10:00, mujeres junto a sus niños piden caridad a los transeúntes y se ubican junto a los árboles.
A las 07:30 de hoy, un hombre dormía sobre el piso bajo una pequeña caseta con techo de zinc y bancas de cemento, ubicada a 30 metros del avión. En el sitio había cobijas, cartones, sacos de yute y una silla de ruedas.
Atenaya Arteaga es moradora del sector y le dejó una bolsa con una tortilla de huevo con queso, dos tostadas y un vaso con jugo. “El señor que ocupa la silla de ruedas se llama Toni, pero yo le llamo Jesusito. Hace algún tiempo llegaron funcionarios para reubicarlo pero no se concretó. Él se moviliza en una silla de ruedas, parece que no tiene una pierna”.
Dice que ahora ese espacio también es ocupado por una mujer y un hombre extranjeros. Hace un mes, ella le regaló a Toni una cobija para protegerse del intenso frío y lluvias que se reportaron en la capital.