Si tienes poco tiempo, te lo resumimos en estas líneas:
- Con medidas preventivas y un enfoque integral se puede reducir los riesgos en quebradas. Se priorizan 200 de 520, con especial atención a 34 de las Laderas del Pichincha.
- Las autoridades de la Epmaps priorizan el mantenimiento y control de estructuras de captación para evitar taponamientos de materiales.
- Se requieren soluciones innovadoras para mitigar la magnitud de aluviones e inundaciones futuras.
El reciente aluvión que provocó el desbordamiento de la quebrada El Tejado, en el norte de Quito, evidenció una vez más la fragilidad de la ciudad ante los desbordes de estos sitios. Las laderas del Pichincha, en donde se encuentran 34 quebradas, generan mayor preocupación en los quiteños.
Frente a la compleja relación entre la urbe y la fuerza de la naturaleza, EL COMERCIO conversó con dos autoridades locales y un experto. Todos coinciden en que la situación no está condenada a repetirse, y que con medidas preventivas adecuadas y un abordaje integral, es posible bajar el riesgo.
El Municipio de Quito ha contabilizado 520 quebradas, de las cuales se han priorizado acciones en 200, principalmente, en las que cuentan con estructuras de captación.
La clave está en el mantenimiento de 142 estructuras de captación
Ernesto Fonseca, subgerente de la Empresa Pública Metropolitana de Agua Potable y Saneamiento (Epmaps)
Este ingeniero destaca la prioridad de la Epmaps en el mantenimiento preventivo de 142 estructuras de captación en las quebradas del norte, sur y valles. Un enfoque especial debe dirigirse a las 34 quebradas de las Laderas del Pichincha, que concentran 44% de estas estructuras y se consideran de mayor riesgo.
La planificación semestral ha permitido abordar áreas críticas, como las quebradas de Rumipamba, El Tejado y La Pulida. En 2023 se invirtieron USD 230 000 en El Tejado para elevar la torre de captación tres metros y mejorar las defensas. Estas medidas ayudaron a controlar el ingreso de agua en el reciente aluvión del 2 de abril del 2024.
Fonseca advierte sobre la necesidad de adaptar el tratamiento de cada quebrada a las condiciones climáticas y realizar inspecciones permanentes para prevenir acumulaciones de materiales. Aunque la empresa colabora en la limpieza de cauces, la competencia recae en la Secretaría del Ambiente.
Entre las soluciones consideradas para mitigar desbordamientos e inundaciones se encuentran la construcción de embalses de retención de sólidos y trasvases entre quebradas. Para 2024-2025 se prevé una inversión de USD 3,25 millones en mantenimiento y mejoramiento de las estructuras de captación.
Señala la necesidad de más áreas verdes y soluciones como tanques de retención de tormentas, aunque advierte sobre el riesgo de subutilización y altos costos.
La Epmaps cuenta con un equipo de 33 personas y maquinaria pesada para mantenimiento, mientras que cinco realizan inspecciones físicas y sobrevuelos con dron.
Personal de la Epmaps trabajó en la limpieza de las estructuras de captación de agua en El Tejado, el 28 de marzo de 2024 y en la mañana del aluvión reciente.La ordenanza verde azul guía las acciones de la Secretaría del Ambiente
Santiago Sandoval, secretario de Ambiente del Municipio de Quito
La Secretaría ha priorizado en su planificación acciones en 200 quebradas de un total de 520, enfrentando diversos niveles de riesgo, como señala el Plan Ambiental Distrital 2015-2025.
Entre los desafíos está la mala disposición de residuos, embaulamiento antitécnico y la presión urbana.
Actualmente, la quebrada Rumipamba se encuentra en alerta amarilla, en donde la represa- construida en 1998- se llenó por primera vez, en el último aluvión.
Otras quebradas con riesgos incluyen Carretas, en el norte, donde la erosión acelerada y las descargas informales de aguas domésticas causan preocupación.
Las quebradas de El Colegio y Caupicho se han intervenido para mitigar problemas de erosión y socavamiento. En el último sitio se está haciendo un trabajo participativo con la comunidad.
La Secretaría planea ampliar de dos a cinco escombreras para una mejor disposición de los escombros y trabaja en la plantación de árboles nativos para mejorar la calidad del suelo en quebradas.
En caso de que se requieran reubicaciones de familias en riesgo se ha considerado ubicar a las personas en áreas cercanas o en el proyecto Ciudad Victoria.
La Ordenanza Verde Azul y un plan de acción de quebradas guían las acciones de esta Secretaría, que este año contará con un presupuesto de USD 800 000 para elaborar planes estratégicos de ríos y quebradas.
Hay que mitigar la magnitud de los aluviones y el riesgo residual
Otton Zevallos, exgerente de la Epmaps e ingeniero hidráulico
Destaca la importancia de considerar factores técnicos precisos al evaluar el riesgo de aluviones, como el nivel de lluvia de hasta 30 días previos, la lluvia del propio día, de las horas previas y la que dispara el aluvión. Una cosa es la lluvia acumulada-advierte- y otra es la que genera el evento.
Zevallos resalta que la magnitud de los aluviones no siempre está relacionada con el volumen de lluvia, sino también con la cantidad de material removido.
A pesar de las obras realizadas, como habilitación de reservorios y elevación de estructuras de captación, cree que aún existen obras por hacer para mitigar la magnitud de los incidentes.
Para esto propone ampliación de reservorios y la construcción de diques de hormigón o dinámicos de cables de acero, en áreas críticas. Durante su gestión en la Epmaps dejó listos los términos de referencia para que se contrate un estudio y se determine en dónde se pudieran colocar estos diques y cuántos en El Tejado.
Cree que estas opciones ayudan, pero nunca resuelven el 100%. Siempre habrá una probabilidad de que ocurra un evento extraordinario que supere estas estructuras. A esto se le llama: riesgo residual.
Hay otras formas de gestionar este riesgo: preparar a la población para evitar pérdidas humanas; sistemas de alerta temprana que apuntan a salvar vidas. Además asegurar viviendas para transferir el riesgo y bajar pérdidas materiales.
Estas alternativas se pueden aplicar en primera instancia en las quebradas más críticas: El Tejado, Caicedo, Yacupugro, Rumipamba, Rumiurco, Vásconez, Armero, La Pulida y se puede extender al resto de las Laderas del Pichincha.
Zevallos también propone soluciones innovadoras, como la implementación de sistemas urbanos de drenaje sostenible y la creación de áreas verdes como zonas de amortiguamiento en los bordes de las quebradas.
Concluye que la urbe no está como en la década de los 80, 90, pero aún faltan obras…