Imponentes y, las más jóvenes, escondidas entre los bosques del noroccidente del Distrito quiteño. Algunas han estado de pie por más de 100 años. Son las vigías de su ecosistema. Las palmas de cera, tradicionalmente usadas para los adornos del Domingo de Ramos, están en peligro. Pero, la mayor amenaza no son los comerciantes o los feligreses, sino la desaparición de los bosques. Esta especie es parte del tesoro de Quito.
Con su hija Iara, de 5 años, en los hombros, mientras recorre la reserva Inti Llacta, el biólogo Inti Arcos corrobora que el mayor riesgo para esta y otras especies del extremo norte de la capital es la destrucción de los bosques de Nanegal, Nanegalito, Pacto, Gualea y Mindo.
El crecimiento de la frontera agrícola, la ganadería mal manejada y la tala de madera están en la lista de las causas.
Según datos del Jardín Botánico de Quito, el 70% de la fibra de palma que se comercializa en esta época en la ciudad, proviene del noroccidente de Pichincha.
Arcos creció en ese sector, en las 86 hectáreas que su familia destinó para que fueran una de las cerca de 25 reservas de la Red de Bosques Privados del Ecuador, que hay en la zona.
Recuerda que gente de las comunidades cercanas, en la parroquia Nanegalito, llegaba cada año a pedir las ramas de la palma para elaborar los recuerdos y ganarse unos centavos. Eso terminó desde que el Ministerio del Ambiente emprendiera una campaña para evitar la tala de esa planta y la protección de especies relacionadas con esta, como el loro Orejiamarillo y el perico Cachetidorado. Aunque, Arcos menciona que las aves usan la palma para anidar una vez que esta muere.
Luis Tandalia, de 28 años, desde los 17 elaboraba ramos. Él y su hermano fabricaban al menos 1 000 cada año. Un mes antes de la celebración católica llegaban comerciantes a pagar la mitad del valor del pedido y cuando los retiraban, la otra mitad. Principalmente llegaban desde La Ofelia, relata el joven, quien se dedica a la agricultura y a la guía de turistas.
En la urbe, aún hay espacios donde se puede encontrar vendedores que, entre ramos elaborados con otras variedades de plantas, ofrecen adornos de palma. Uno de los puntos es, según se observó el viernes, afuera de una de las plataformas del mercado San Roque.
Arcos es uno de los guardianes de la reserva. Toma una de las palmas y explica que la especie es útil para realizar los ramos, únicamente, cuando es joven, cuando no tiene más de unos cuatro metros de altura.
En Inti Llacta, donde ha visto crecer a su hija Iara, Arcos muestra uno de los espacios que su esposa, Nina Duarte, ingeniera forestal, y otros investigadores han dedicado para el estudio de la palma de cera. Como se menciona en uno de los artículos del libro ‘Palmas Ecuatorianas: biología y uso sostenible‘, la especie requiere más de 80 años para iniciar su ciclo reproductivo.
Según el Ministerio del Ambiente, a escala nacional, en el 2011, fueron decomisados 1 400 ramos de palma de cera; en el 2012, 820 y en el 2013, 500. El resultado del 2014, se hará público luego de la temporada.
Duarte, en el artículo ‘La palma de un solo día’, sostiene que “estudios recientes sugieren que la actual prohibición podría ser reemplazada por sistemas de cosecha sostenible, siempre y cuando se tomen en cuenta criterios técnicos”. Entre estos menciona: limitar la cosecha a un solo ramo por ejemplar, zonificar las poblaciones de palmas para establecer ciclos de rotación de cosecha y recuperación, etc.
La Ley Forestal y de Vida Silvestre, establece que quien pode, tale, destruya, altere, transforme, adquiera, transporte, comercialice o utilice los bosques de área de mangle, los productos forestales…, sin el correspondiente permiso será sancionado con multa de uno a 10 salarios mínimos y el decomiso de los productos.
En su publicación, Duarte apunta que cada día miles de personas circulan por el noroccidente, sin percatarse de la presencia de las centenarias palmas. Pero, por una ocasión, en Semana Santa, cobran protagonismo, convritiéndose en una especie de “un solo día”.
En contexto
Según datos del Ministerio del Ambiente, cada año se usaban miles de palmas en la celebración de Domingo de Ramos. Desde hace 5 años se emprendió una campaña para sensibilizar a la comunidad sobre la importancia de la conservación de la especie.