Ismael Sani, psicólogo clínico de 28 años, cuenta que desde hace nueve meses que salió de la Universidad Central del Ecuador (UCE) busca un trabajo.
Él ha enviado su hoja de vida a varios lugares, pero no ha tenido una respuesta favorable. Una de las principales razones por las que no consigue empleo es porque solicitan dos años de experiencia en la mayoría de lugares, requisito que no cumple.
Experiencias como la de Ismael son frecuentes en el interior de los hogares de Quito. El desempleo en la capital se ubicó en 7,7% en el cuarto trimestre del 2022, según la encuesta de empleo del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
Esta tasa es la más alta al comparar con Guayaquil, Cuenca, Ambato y Machala. La encuesta también reveló que hay más hombres desempleados (56%) que mujeres (44%) en Quito.
A Quito le sigue Machala con 7,5% de desempleo. Muy por debajo está Cuenca con una tasa del 3,9%; Guayaquil con 3,3% y Ambato con el 2,9%.
Para Susana Herrero Olarte, coordinadora de investigación económica en la Universidad de las Américas (UDLA), una de las razones por las que existe más desempleo en esta ciudad es porque los empleos requieren mayor nivel de tecnificación. Mientras en otras ciudades se requiere mayor mano de obra para determinadas funciones, en Quito se las realiza a través de maquinaria.
Al igual que Sani, Maite Puente, ingeniera ambiental de 28 años en la Universidad Tecnológica Equinoccial (UTE), ha vivido la misma situación. “Los empleadores no quieren apostar por talentos nuevos. La experiencia es el requisito principal a la hora de aplicar a un empleo”, dice.
Después de casi un año y medio de espera, Maite fue aceptada en una empresa que se dedica al cuidado del ambiente con la reducción de plástico. Trabajó un año y tenía la esperanza de que la volvieran a contratar, pero no fue así.
Otro factor a tomar en cuenta es que a diferencia de Guayaquil, Quito tiene una alta concentración de instituciones públicas, por lo que una disminución de empleo en el sector público afecta inmediatamente a la ciudad.
Los trabajos informales ganan terreno en Quito debido a varias razones, apunta Herrero. Entre ellas y la más evidente es por la imposibilidad de entrar en el sector formal. Otro motivo -añade- es porque los salarios son bajos y no cubren ni la canasta familiar básica, que actualmente está en USD 764,71.
Un tercer factor, según la investigadora, es que algunos evitan el pago de impuestos y por esto no entran en el sector formal. Esto a la larga “resulta una condena porque después no pueden engancharse a la formalidad”, enfatiza Herrero.
La comerciante Sulay Sani es parte del grupo de informales que a diario buscan el sustento para sus hogares. En su caso vende implementos de baño frente a un complejo del Ministerio del Deporte, en el valle de Los Chillos, los fines de semana y feriados. Ella empezó su negocio a inicios del 2022 junto con sus dos hijas adolescentes, pues es madre soltera. En promedio los sábados y domingos gana unos USD 80. Es decir, viven con USD 2,66 por día.
Según el INEC, la tasa de subempleo en Quito es de 21,5%, hasta el cuarto trimestre del 2022. En este grupo se registraron a 219 807 personas, que no trabajan la jornada completa y ganan menos del salario básico de USD 450.
Hasta antes de la pandemia, la Secretaría de Desarrollo Productivo del Municipio registraba 3 174 trabajadores autónomos con permiso para trabajar en espacios públicos, pero se calcula que existe más de 190 000 trabajadores dedicados al comercio informal en la ciudad. Esto ya era un problema desde 2015 y se agravó con la pandemia.
Caída de la industria de la construcción
Uno de los termómetros que se toman en cuenta para medir la reactivación económica es el sector de la construcción debido a su inmediatez. Pero en el caso del Ecuador y, específicamente, de Quito, el empleo en esta área cayó en el 2021 y siguió en el 2022, principalmente por el recorte presupuestario estatal para la obra pública.
La política de austeridad del Gobierno, como el encarecimiento de los insumos del sector han provocado que la construcción no logre una recuperación efectiva.
Leopoldo Ocampo, presidente de la Cámara de la Construcción, reconoce que las construcciones han bajado el ritmo y en consecuencia se da una caída de la oferta de empleo para trabajadores.
“Estamos muy preocupados porque no tenemos un plan de reactivación ni del Gobierno Nacional, pero aún, de los gobiernos locales”, agrega Ocampo, quien solicita el apoyo urgente de las autoridades competentes.
Esta industria emplea a población con nivel educativo de primaria y máximo secundaria.
Actividades para promover el empleo
La Corporación de Promoción Económica (Conquito) cuenta con una plataforma digital denominada Labora UIO, que permite insertar hojas de vida, para tener opciones laborales en función de las búsquedas de empleo.
Por medio de esta herramienta en línea, las empresas comparten sus vacantes disponibles acorde a sus perfiles requeridos. “Estos proyectos buscan fomentar el empleo y en sí también estamos monitoreando cómo la gente se vincula a los diferentes espacios que promovemos desde la Corporación”, expresa María Solís, coordinadora de capacitación y medios de vida de Conquito.
Durante el 2022 se registraron 7 316 usuarios en la Bolsa Metropolitana de Empleo (BME) con el perfil de candidato y 211 empresas. Y se gestionaron 467 vacantes de empleo a través de Labora UIO.
Conquito también realiza capacitaciones gratuitas para que las personas adquieran más conocimientos y puedan, con ello, ampliar sus hojas de vida. Los talleres más solicitados son los de servicios como: atención al cliente, técnicas del buen vendedor, marketing digital, ofimática para implementación de emprendedores.
Por otro lado, Susana Herrero considera que es clave fortalecer la capacidad para el autoempleo en la capital. Además, sugiere que se debería hacer una revisión de las leyes para ver si están contribuyendo a que haya una mejor calidad del mercado laboral acorde a la época actual.
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