Abril fue un mes complicado en Quito por el número de contagios, muertes en exceso en relación a años anteriores y ocupación de camas de cuidados intensivos (UCI). Los paramédicos del Cuerpo de Bomberos Quito (CBQ) atendieron 54 emergencias relacionadas con covid-19. Es la cifra más alta en lo que va del 2021. Karen Troya tiene 27 años y es paramédica del CBQ. Este es su testimonio.
“Durante abril se notó no solo el incremento en los despachos de ambulancias por casos de covid-19 sino en la gravedad de los mismos. Los meses anteriores estaba bajando. Sin embargo, se volvió a complicar.
El caso que más me marcó fue el de un señor de 42 años que atendí en el norte de Quito. A nosotros nos despacha el Ecu 911. Con el operador de la ambulancia recibimos una alerta sobre el caso de un señor de la tercera edad con problemas respiratorios y diagnóstico covid-19 positivo.
Al llegar constaté que hubo un error. El paciente tenía solo 42 años. Estaba acompañado de su esposa y una hija pequeña. No tenía dificultad para respirar, sino que era más grave porque ya era una insuficiencia respiratoria. Tenía ese cuadro pese a que en su casa se mantenía con un concentrador de oxígeno.
La aceptación en un hospital es complicada por la demanda de camas. A veces los familiares están desesperados. Ha habido casos en los que mis compañeros se quedan hasta el siguiente día con los pacientes para entregarles soporte. Sin embargo, esta era una emergencia y nos derivaron al Eugenio Espejo.
Durante el trayecto, la esposa le decía: ‘acuérdate de lo que me prometiste’, ‘vas a salir’ y ‘ya mismo llegamos’. Son cosas que te llegan. Yo misma tengo familiares de esa edad. La gente cree que el virus solo afecta a los mayores, pero ahora se ven casos de todas las edades.
Logramos ingresar. Lo habíamos entubado. Hicimos todo lo necesario para su ingreso por emergencia. Sin embargo, tuvo un paro respiratorio y no pudo salir. Sentí frustración. No es fácil porque pude ver a su esposa y a su hija que no tenía más de un año’.
Nosotros hacemos turnos rotativos; es decir, trabajamos 24 horas seguidas y descansamos 48. A veces las ambulancias salen con dos paramédicos. Otras veces, como la que me tocó con ese paciente, solo estoy con el conductor. Este es el primer trabajo que me toca en atención directa. Un año atrás trabajaba en el sector privado, pero solo en el despacho de las ambulancias. Prácticamente empecé a atender en medio de la pandemia.
Hasta ahora, ese caso ha sido el que más recuerdo. Sin embargo, también ocurre que cuando llegamos el paciente ya ha fallecido. Lo que también ocurre es que en la desesperación de los familiares se decide que no llevarán a cualquier clínica u hospital. A veces les es difícil entender el proceso que involucra una atención en medio de la emergencia. En esos casos ya no podemos saber cuál es la suerte del paciente”.