Memoria, identidad y una herramienta de cambio se entrelazan en murales. Paredes de Calacalí, Pomasqui, Jaime Roldós, Cotocollao y El Condado concentran estos elementos. El arte urbano se abre paso para convocar a jóvenes y recordar las raíces de cada uno de estos rincones.
Rukus Fest UrbanArt-Q es la propuesta que nació en La Delicia, en el norte de Quito, desde colectivos como la Asociación Nina Shunku, Pumasqui Kausay y 729 Producciones, agrupados en la Red de Gestión Juvenil. Se fueron sumando jóvenes de varios barrios y llegaron a los 80 participantes.
Una curandera afro, yumbos ancestrales y un niño indígena son algunos rostros que brotan de cinco muros de la zona.
Los jóvenes se involucran en lo que desde la Administración Zonal definen como un compromiso de trabajo entre los grupos y la municipalidad, con el fin de promover la organización juvenil. Son espacios de encuentro, capacitación y acompañamiento.
Isaac Peñaherrera, de Cotocollao, es uno de los gestores que impulsa la iniciativa y adelanta que se vienen tres obras más. En principio, están previstos murales en San Antonio, Nono y Pisulí. Todos con el mismo corazón: la identidad.
Los cinco ya terminados tomaron alrededor de tres meses de trabajo, que incluyeron la construcción de las propuestas cimentadas en las caminatas, en la investigación y en el sentir de los artistas.
Sebastián Sánchez, parte de la propuesta, cuenta que se sumaron personas que están empezando, pues una de las consignas es abrir espacios. Él, quien combina su jornada entre el arte, la cultura hip-hop y el marketing político, suma una meta: que los jóvenes aprendan a gestionar sus proyectos.
Para la iniciativa de los murales recibieron el material. Según la Administración Zonal, la inversión fue de USD 3 500.
El hombre de 33 años, morador de Pomasqui, saca la cuenta del rubro equivalente a la mano de obra, solo en el mural de su localidad, en el que participaron unas 15 personas: USD 12 000. Para ellos, en este camino pesa lo gratificante de abrir puertas y seguir motivando a jóvenes a lograr sus sueños.
Peñaherrera, diseñador multimedia, a la par, destaca el impulso de la Red de Gestión Juvenil, que agrupa a más de 200 personas. Si bien surgió en La Delicia, la premisa es llegar cada vez a más barrios de Quito. Del mismo modo, son parte de la Red Ecuatoriana de Cultura Viva Comunitaria.
Sánchez, quien viene de familia de artistas, refiere que ya están en contacto con personas de, por ejemplo, lugares del sur de la urbe, para que se vaya impulsando un cambio social desde el arte: la danza, la música, el circo y más, desde los barrios populares.
Comparte que trabajan, además, con personas que están en procesos de rehabilitación de consumo de drogas, que han pasado por procesos de reclusión, entre otras.
Alejandro Cruz, coordinador del Movimiento Cultural Murales de Libertad, que ha trabajado con personas privadas de libertad, da fe del poder del arte. La pintura, específicamente, es una práctica a través de la cual las personas pueden expresar sus sentimientos, anhelos, esperanzas y miedos.
Cuando de pintura mural se trata, añade, significa mucho más. “No se trata solo de la expresión, sino de una representación pública, comunitaria y social, que intenta contar una realidad que entiendan todas las clases sociales”.
En el caso de los murales de La Delicia, los espacios se han ido definiendo desde las propuestas barriales y, a la par, para “hacer amigable la obra pública”. En Pomasqui se pintó en la pared de su complejo deportivo, donde plasmaron la identidad ancestral y elementos de la flora y fauna.
La presidenta del Gobierno local de Pomasqui, Jaqueline Castro, adelanta que está en marcha un nuevo proyecto, en la misma línea: el Corredor Turístico, Murales Artísticos, con diseños culturales con las tradiciones del lugar.
La finalidad es recuperar espacios públicos y evitar que sigan siendo sitios de inseguridad. En principio, está previsto llegar a los barrios Bolívar, La Independencia y Las Tolas.
Para Castro, lo más importante es generar arte con los jóvenes de diferentes colectivos del lugar y también de localidades vecinas.
Moradores del lugar ya se comprometieron a apoyar con refrigerios para los días de labores. La inversión prevista es de USD 2 200.
Como resume Sánchez, la intención es “hacer un solo puño para sacar adelante a este lindo Quito”.