En las calles Mejía y Mires del Centro Histórico de Quito se concentran vendedores ambulantes que comercializan mascarillas al por mayor. Foto: Eduardo Terán/ EL COMERCIO.
Las mascarillas son de diferentes modelos y colores. Hay de Mario Bros, Supermán, Dragón Ball Z, Linterna Verde, Batman, Micky Mouse, Hombre Araña y las comercializan al por mayor en la esquina de las calles Mejía y Mires, en el Centro Histórico de Quito.
Esa es una tradicional zona comercial en la que se vende, además, toda clase de productos desde hace más de 40 años. Al recorrerla se puede observar que en las casas coloniales se ofrecen juguetes, utensilios de cocina, cosméticos e implementos para prevenir el contagio de covid-19 como bombas fumigadoras, guantes o trajes de bioseguridad. Sin embargo, lo que más se expende hoy son mascarillas; hay más de 10 comerciantes autónomos dedicados solamente a esa actividad.
De lunes a domingo, desde las 06:00 en adelante, ellos se ubican en ese punto y colocan sus bolsas plásticas con mercadería sobre la acera. “Con esto sobrevivimos y mantenemos a nuestras familias en época de pandemia”, cuenta una mujer que labora junto a su esposo.
Hay mascarillas de diferentes precios. Las más sencillas cuestan un dólar cada unidad y la docena se expende a seis dólares. “Le hacemos una rebaja si nos compran en una buena caridad”, expresó otra comerciante.
Los comerciantes transportan sus productos en una bolsa plástica que colocan sobre la acera. Foto: Eduardo Terán/ EL COMERCIO.
También hay extranjeros dedicados a esa actividad. Cuentan que cada uno de sus protectores faciales cuesta USD 2,50 porque los fabrican con filtros de aire y tela especial antifluidos. Las 12 se venden a USD 18.
Los vecinos y dueños de locales del sector coinciden que las autoridades municipales realizan controles de forma permanente. Sin embargo, cuando los funcionarios de la Agencia Metropolitana de Control llegan a la calle Mejía, los vendedores huyen rápidamente como si se tratara del juego del gato y el ratón.
Quienes alquilan puestos de trabajo en los centros comerciales aledaños aseguran que los operativos deben mejorar. La razón: al poco tiempo de que se van las autoridades, los vendedores de mascarillas regresan al mismo punto.
Además de mascarillas, los comerciantes ofertan otros implementos de bioseguridad. Foto: Eduardo Terán/ EL COMERCIO.
“Eso nos perjudica porque los clientes no ingresan a nuestros establecimientos”, manifestó Fernando Olmedo, quien tiene un puesto en donde vende ropa para niños en el Centro Comercial Hermano Miguel.
En otros locales se expenden mascarillas N95. El dueño de un almacén indicó que los precios han bajado. Al inicio de la pandemia, cada protector salía a USD 3,80. Ahora está a un dólar. “La caja con 10 unidades costaba USD 30 al principio. Ahora se vende a 10”.
Otras personas aprovechaban para vender los buff (protectores para el cabello que también se pueden colocar en la cabeza) al por mayor. Cada prenda la ofrecían a USD 2. La docena a 15.