Las manos de Juan (nombre protegido) se unen. Tiene una sonrisa entrecortada y sus ojos comparten la dulzura e ilusión que, de a poco, ha redescubierto. El joven de 14 años es uno de los ocho usuarios del Centro de Atención Integral en Adicciones para Adolescentes, que impulsa la Unidad Patronato Municipal San José, en Quito. Allí se gestiona ayuda gente que consume drogas como el clorhidrato de cocaína, la substancia ilícita más incautada en la ciudad en este 2022.
En Quito, el proyecto de Ordenanza de la Prevención y atención integral del fenómeno biopsicosocial y económico del uso y consumo de alcohol, tabaco y otras drogas fue conocido en primer debate, el pasado agosto. Este aborda la necesidad de prevención y acciones.
En Quito, según datos de Antinarcóticos de la Policía Nacional, las zonas más críticas de expendio de sustancias sujetas a fiscalización son Centro Histórico, Iñaquito, Tababela, El Mirador, Panecillo y La Mariscal.
En las nueve administraciones zonales de la ciudad se han incautado 4 361,28 kg de drogas en lo que va del 2022. Tumbaco lidera este ranking, con 2 241,48 kg decomisados. Le siguen La Delicia, 844,45 kg; Calderón, 418,48 kg; Manuela Sáenz, 387,15 kg.
Juan palpó la realidad que se plasma en la propuesta de ordenanza. No estudia desde que era pequeño. Creció en un hogar donde el alcohol y las sustancias sujetas a fiscalización eran parte del diario vivir. Su madre y su hermano mayor (son cuatro) eran los referentes.
Consumió marihuana, cocaína, alcohol y “pepas”. A veces volvía a casa, pasaba un día y regresaba a las calles de Quito. “Tenía muchos problemas y decidí poner de parte”. Antes de llegar al servicio municipal, estuvo internado dos veces.
En el centro del Patronato San José, hasta donde llegó con su hermana, apoyan ese deseo, con guía psicológica, trabajo social, actividades ocupacionales, cariño y acompañamiento para que retome los estudios. Cuenta con el apoyo de 10 profesionales. Hoy, mientras pinta una máscara en el taller de arte del sitio, Juan sueña con ser militar.
Andrés (nombre protegido), en cambio, quiere convertirse en policía. El joven tiene 17 años y está por concluir el bachillerato. Las peleas en casa fueron la motivación.
Empezó a consumir drogas en el colegio, a los 13 años. Hace un par de meses lo sorprendieron. No fue el único. Notificaron a los padres y, luego de una evaluación, llegó al centro.
En el lugar, siete de los ocho usuarios han sido remitidos desde planteles educativos de Quito. Uno de los ejes de trabajo desde el Patronato San José es, justamente, en instituciones educativas, bajo el principio de voluntariedad.
Andrés dejó de consumir durante la pandemia. Al volver a clases presenciales, regresó a esta práctica, la irritabilidad, los gritos a su madre, bajó de peso, etc.
El Centro Histórico y la Villa Flora son dos sitios donde compraba la sustancia. En el colegio, recuerda, más de una persona lo hacía. También supo de sitios como Calderón, en La Mariscal, entre otros.
El consumo de drogas es un problema en varias zonas de Quito
La Encuesta sobre uso y consumo de drogas en estudiantes de noveno de Educación General Básica, 1ro y 3ro de Bachillerato, en el 2016, dio cuenta de que la edad promedio de inicio de consumo es de 14 años. Sin embargo, como detallan desde Patronato San José, la actualización de la información es imperante. Este paso permitirá la toma decisiones y la generación de política pública.
La propuesta de ordenanza contempla la prevención, por ejemplo, en instancias educativas. Además, que cada unidad metropolitana de salud se asigne un espacio de cobertura, definido en un plan. Asimismo, incluye el diseño de estrategias de prevención en edades tempranas desde la educación inicial hasta la educación superior.
En Quito, Antinarcóticos detalla que el tipo de droga más comercializada es el clorhidrato de cocaína, seguida de pasta base, marihuana y heroína.
Ambos jóvenes llegaron al establecimiento, en La Armenia, hace poco más de un mes. Andrés, al igual que el resto de los chicos que están en ciclo académico, siguen los estudios a través de una programación con los planteles. También apoyan con tareas en la casa.
Ellos se aferran al sueño de llegar a las filas del orden. A la par, hay un trabajo con las familias. Andrés sonríe y cuenta que ve que sus padres se llevan mejor; los ha notado más unidos.
La situación familiar, la falta de comunicación, los círculos de violencia son parte de las causas para el consumo. Claro que, como explican los profesionales del centro, la curiosidad es otra de las puertas.
La visión de género es importante en el abordaje de las drogas. En Quito, para mujeres adolescentes de 12 a 17 años, el Ministerio de Salud cuenta con la Casa Pumamaqui, en Pusuquí. La comunidad puede llamar al 171 para empezar el proceso.
¿Dónde recibir ayuda para las adicciones en Quito?
– En el Centro de Atención Integral en Adicciones para Adolescentes de Patronato Municipal San José se atiende a adolescentes de 12 a 17 años.
– Se estima que el proceso tarde unos seis meses, pero depende del caso. La capacidad es para 30 personas, pero con la pandemia acudieron menos usuarios.
– Trabajan tres modalidades: internamiento (abuso y dependencia, etc.), externa (empiezan el consumo y requieren orientación) y abierta (riesgos serios, van una o dos veces a la semana). Para las dos últimas, el centro atiende de 08:00 a 16:00.
– Se puede contactar a la institución a través de los teléfonos 1800-288 523 o 099 3476 523. Los servicios son gratuitos.
– También cuentan con una casa para adultos, en la calle De los Milagros y Sucre.
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