Áreas de hospitalización registran una menor demanda en Pichincha

En el área de hospitalización del HCAM hay más espacios disponibles. No ocurre lo mismo en la zona de UCI. Foto: Cortesía Hospital Carlos Andrade Marín

En el área de hospitalización del HCAM hay más espacios disponibles. No ocurre lo mismo en la zona de UCI. Foto: Cortesía Hospital Carlos Andrade Marín

En el área de hospitalización del HCAM hay más espacios disponibles. No ocurre lo mismo en la zona de UCI. Foto: Cortesía Hospital Carlos Andrade Marín

Desde septiembre se siente alivio en las áreas de hospitalización de los establecimientos de salud de Pichincha, provincia con más casos de covid-19 del país. En estos espacios -cuentan médicos tratantes- hay más disponibilidad de camas. Pero las unidades de cuidados intensivos (UCI), que reciben a los pacientes con cuadros graves, siguen en niveles máximos.

En los centros del Ministerio de Salud, 132 de los 370 puestos habilitados en hospitalización están libres. Mientras que en UCI son cinco de los 110, según la Cartera del ramo. En junio, julio y agosto, ambos servicios funcionaron a su capacidad máxima.

En el Hospital Pablo Arturo Suárez, que atiende solo coronavirus, el número de hospitalizados o con síntomas moderados bajó. No se puede decir lo mismo en UCI; allí se reporta que todo está copado, anota la neumóloga Belén Noboa. “Desde hace dos semanas, la ocupación en el primer servicio ha mejorado, pero nos preocupa la llegada de casos más complicados; creen que pueden curarse en el hogar”.

También han subido las atenciones de secuelas de esta enfermedad; la mayoría presenta problemas respiratorios, como fibrosis pulmonar.
En el Hospital Carlos Andrade Marín (HCAM), del Seguro Social, que atiende a pacientes con y sin el virus, se vive una situación similar. “Antes de septiembre recibíamos 200 casos diarios. En este mes son 60”, anota Roberto Beletanga, director médico.

En la ciudad se vive -dice- “una etapa de meseta (estabilización del número de casos); pero la contagiosidad o virulencia se mantienen activas, por lo que las medidas de bioseguridad deben seguir”.

En el HCAM, hasta la semana anterior, 30 de las 62 camas de hospitalización estaban libres. Mientras que los 72 sitios en UCI estaban llenos.
“En esta área, la ocupación es del 100%; los pacientes aún requieren ventilación”.

En el Eugenio Espejo, la situación ha sido menos compleja. Manuel Jibaja, jefe de Terapia Intensiva, precisó que desde hace un mes han sentido cierto alivio. Solo han necesitado una de las dos salas de UCI: una con 23 camas, cuya ocupación ha bordeado el 90%; aunque el fin de semana sí llegaron al 100%. Y otra, con 10 puestos, donde ya han podido tratar a personas con otros tipos de enfermedades.

Esto implica un gran cambio en relación con lo vivido en este hospital desde marzo hasta inicios de septiembre. Además, cuenta el intensivista, la semana pasada finalmente dieron de alta a una paciente de 40 años, que se mantuvo en UCI por 52 días.

Ahora, en su terapia intensiva hay infectados que llevan dos, seis, 13 y hasta 23 días, en promedio. A Jibaja le preocupa que se haya malinterpretado el fin del estado de excepción y que se le haya perdido el miedo al covid. Espera que no se vean secuelas del reciente feriado en ocho a 14 días.

“No se puede decir que la virulencia haya bajado sino que estamos atravesando la etapa más crítica de la pandemia. No se descarta que se produzca un nuevo incremento de casos por la flexibilización de las medidas de restricción”, opina Paúl Cárdenas, investigador del Instituto de Microbiología de la Universidad San Francisco. Pero anticipa que no se volverá a lo que se vivió en Guayaquil,e n marzo y abril.

Según el ministro Juan Carlos Zevallos, el último dato del estudio epidemiológico realizado en Quito señala que 22% de ciudadanos tiene el virus. Por eso, desde la Cartera de Salud se ha insistido en la necesidad de usar mascarilla, mantener el distanciamiento social y lavarse constantemente las manos.

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