Las primarias de las organizaciones políticas terminaron. Para Quito, eso significa que hay 12 precandidatos a la Alcaldía. Si bien no son los 18 de las seccionales de 2019, se trata de un grupo amplio de postulantes que garantiza la dispersión del voto.
En los comicios pasados, cuatro candidatos captaron el 74,52% de la votación. Al final, el exburgomaestre Jorge Yunda ganó la Alcaldía con el 21,39%. Detrás de él quedaron Luisa Maldonado (18,42%), Paco Moncayo (17,78%) y César Montúfar (16,93%).
El resto de la votación se la repartieron 14 candidatos. Quien obtuvo un mayor porcentaje entre ellos fue el actual canciller de la República, Juan Carlos Holguín, con un 6,8%. En ese escenario, aunque Yunda ganó, el porcentaje de aceptación no fue mayoritario.
El desafío de la unidad
Como en 2019, para las seccionales también se habló de la unidad de las organizaciones políticas alrededor de un candidato, al menos por tendencia. Para propiciar el encuentro actuó la Corporación Participación Ciudadana.
La primera reunión ocurrió el 18 de febrero de 2022. En ese momento, según comentó Ruth Hidalgo, directora de Participación Ciudadana, la intención era plantear a los precandidatos posibles alianzas dentro de las tendencias.
Ese propósito no prosperó. La última reunión antes de la definición de las candidaturas fue el 11 de julio de 2022. Participación Ciudadana sentó en la mesa a representantes de la tendencia de centro-derecha. Entre quienes ahora constan como precandidatos estuvieron: Patricio Alarcón, Andrés Páez y un representante de Luz Elena Coloma. El siguiente encuentro estaba previsto con la centro-izquierda e izquierda, pero no ocurrió.
Los siguientes escenarios
Santiago Basabe, catedrático de la Flacso, dice que uno de los escenarios que se viene es que se mantenga esta cantidad de candidatos. Eso, como en 2019, significará mayor dispersión del voto.
El experto agrega otro elemento. La mayoría de las postulaciones no tiene coherencia ideológica entre el candidato y el movimiento que lo auspicia. Eso provocará un desencantamiento del electorado, por lo que estará ante la sola opción de votar “por lo que le toca”.
Para Hidalgo, el problema radica principalmente en el sistema de partidos que norma el Código de la Democracia. La cantidad de postulantes, según la directora de Participación Ciudadana, tiene que ver con la facilidad de crear organizaciones políticas que, en cada elección, se prestan para la promoción de un candidato.
Fin de las primarias y alianzas
El viernes 5 de agosto de 2022 venció el plazo para que los partidos y movimientos cumplan con las primarias en las que se designan los candidatos. Según la norma electoral, todo postulante que se inscriba debe salir de los procesos de democracia interna.
El domingo 7 de agosto también termina el plazo para que se inscriban las alianzas electorales. Los acuerdos que se logren desde esa fecha hasta el 22 de agosto, que inicia la inscripción formal, serán únicamente formales. Sin un registro oficial, los integrantes de las respectivas coaliciones no accederán a los beneficios que establece la Ley.
Participación Ciudadana insistirá en su cruzada por unificar tendencias. Para Hidalgo, si bien termina el plazo para las alianzas, aún queda otro escenario: que se declinen candidaturas para sumarse en apoyo a otro postulante.
Las tendencias
Entre los 12 precandidatos, la centro-izquierda e izquierda está representada por Jessica Jaramillo (Todos), Pedro Freile (Partido Socialista), Pabel Muñoz (correísmo), Yunda (Pachakutik), Inty Grønneberg (ID), María José Carrión (Amigo), Natasha Rojas (Unidad Popular), Omar Cevallos (Centro Democrático) y Luisa Maldonado (Avanza).
Es decir, nueve postulantes en el mapa ideológico se disputan el ala del centro a la izquierda. Y es en este grupo en donde menos posibilidades de encuentro hay. Jessica Jaramillo impulsó la remoción de Yunda. El correísmo ha calificado al exalcalde como ‘chimbador’, por ejemplo.
Del otro lado, los candidatos Patricio Alarcón (PSC), Luz Elena Coloma (Creo) y Andrés Páez (Sociedad Patriótica) tienen algo más en común, aunque también están mediados por conflictos. Hay que tomar en cuenta la ruptura política entre Creo y el Partido Social Cristiano, después de la alianza que llevó a Guillermo Lasso a la Presidencia de la República.
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