El prefecto del Azuay, Yaku Pérez, y la viceprefecta, Cecilia Méndez, han expresado desacuerdos sobre las decisiones para gobernar la localidad del austro del Ecuador. Fotos: Archivo y Xavier Caivinagua/ EL COMERCIO
Seis meses duraron las relaciones de cordialidad entre el prefecto de Azuay, Yaku Pérez, y su binomio, Cecilia Méndez. Ellos confirmaron que existe un divorcio político y también lo manifiestan en sus últimas actuaciones.
Pérez y Méndez llegaron al Gobierno Provincial de Azuay en mayo del 2019 por el Movimiento Unidad Plurinacional Pachakutik. Él siempre estuvo vinculado con el activismo social, la lucha en contra la minería metálica y la defensa del agua.
Méndez llegó de la academia. Hasta antes de ocupar la Viceprefectura daba clases de Sociología en la Facultad de Economía de la Universidad de Cuenca. En los cuatro primeros meses de administración estuvieron juntos en casi todos los eventos públicos organizados por la Prefectura.
Desde el principio, el Prefecto le delegó a Méndez únicamente el tema límites. Pero el distanciamiento se empezó a notar en octubre, durante las protestas por el Decreto 883 que elevó -durante 12 días- el precio del diésel y las gasolinas extra y ecopaís; y que fue derogado el 14 de octubre. Pérez apoyó abiertamente las movilizaciones por la manifestación.
Ninguno menciona este tema como la causa de la separación. Pero el 1 de noviembre, en la Cámara Provincial, Méndez votó en contra del presupuesto presentado por la Prefectura para el ejercicio fiscal del 2020 y anunció que actuará de la misma forma en la eliminación de la Tasa Solidaria.
Es un monto que pagan los dueños de vehículos durante la matriculación vehicular y que esa recaudación de USD 4,5 millones se distribuyen entre las 61 juntas parroquiales de la provincia para el mantenimiento vial. La eliminación de este impuesto fue una oferta de campaña de Pérez.
El argumento de Méndez es que ha recorrido casi toda la provincia y que ha dialogado con la mayor parte de los presidentes de las juntas y que no están de acuerdo con su eliminación, porque este impuesto les ayuda a tener autonomía a las parroquias rurales.
Pérez ha dicho que la división con su binomio estuvo siempre “desde la campaña cuando planteaba una izquierda ortodoxa frente a una visión comunitaria, abierta y aterrizada con los pueblos indígenas y campesinos, con los derechos de la naturaleza y las mujeres”.
El Prefecto admite que esto podría entorpecer la gobernabilidad. “Desde la Prefectura estamos con las organizaciones y no me voy a desvincular del Azuay profundo, de los sectores más empobrecidos y seguiré con ellos antes, durante y después de la Prefectura”.
Según él, fueron sus compañeros de campaña quienes eligieron a su binomio porque en esos días estaba fuera del país. “Me insistieron que sea candidato porque me resistía y cuando acepté les pedí que ayuden a buscar a la persona que me acompañaría y me sugirieron a ella”.
Pérez precisó que no conocía a Méndez más que unas dos veces que coincidieron en reuniones sociales “porque en la defensa del agua nunca la habíamos visto, pero decíamos que con nuestra participación ella se sumaría”.