El presidente Rafael Correa realizó un concierto, ante los militantes que se concentraron en la Plaza Grande, junto a la presidenta de la Asamblea Gabriela Rivadeneira y el canciller Ricardo Patiño. Foto: Paúl Rivas/ EL COMERCIO
‘De terciopelo negro guambrita/ traigo cortinas/ para enlutar mi pecho guambrita/ si tú me olvidas…”. Con esa melodía, el presidente Rafael Correa se despidió de los ciudadanos que permanecieron en la Plaza de la Independencia, ayer jueves 2 de julio, tras la concentración convocada por el Régimen hasta cerca de las 24:00.
La última interpretación terminó a las 23:48. Con el micrófono en la mano derecha, y con la izquierda en el bolsillo del pantalón, el Primer Mandatario, vestido de terno sin corbata, cantó por más de tres horas seguidas.
Anoche no solo pronunció discursos sobre la tarima, ubicada en la Plaza Grande, específicamente en la esquina de las calles García Moreno y Chile. También deleitó a sus seguidores con su voz, ayudado por el grupo musical Una buena excusa.
El presidente Correa no estuvo solo en ese escenario. Lo acompañaron, como es común, el canciller Ricardo Patiño, quien lució una chompa con los colores de la tricolor. También, aunque no hasta el final, Gabriela Rivadeneira, presidenta de la Asamblea Nacional. Ellos se pudiera decir que son quienes mejor voz tienen del oficialismo pues se animan a cantar con micrófono también.
Detrás, como si fueran parte de un coro, estuvieron las ministras Cecilia Vaca, de Coordinación de Desarrollo Social, y Betty Tola, de Inclusión Económica. Ellas todo el tiempo participaron, se movían al ritmo de la música y cantaban también (sin micrófono, pero se les veía mover los labios).
Más en la noche estuvo Pabel Muñoz, secretario de Planificación y Desarrollo. También los concejales del Distrito Metropolitano de Quito, Patricio Ubidia y Anabel Hermosa estuvieron presentes. Unas horas se vio al ministro de Educación, Augusto Espinosa.
Más allá de la parte seria del encuentro del presidente Correa con militantes, simpatizantes y funcionarios públicos, hubo momentos en los que, como de costumbre, bromeó, jugó y se dejó llevar por los pedidos. Así, a las 22:00, saludó a una chica que le mostraba un cartel, subida en los hombros de un joven. En el escrito se leía: “Es mi cumpleaños Presi: 24 años”.
Antes dedicó un tema a la oposición; sostuvo que les vendría bien cuando él deje el cargo cantar: “Te extraño más que nunca y no sé qué hacer… Despierto y te recuerdo al amanecer”. Sonrió y cantó.
Entre la gente había parejas. Unas compartían mote, que era lo que se vendía en ese momento. En uno de los restaurantes del Portal Arzobispal contaron que a las 21:00 ya no había ni aceite. Todo se había terminado por la afluencia de gente que copó la Plaza Grande.
Las filas del único inodoro público eran de más de 20 personas, que pagaban USD 0,15 por ingresar y tener un poco de papel sanitario. En la Plaza se ofrecían caramelos, chocolates y tabacos. Algunos hombres acompañados de mujeres sentados, se abrazaban y se besaban, en esas bancas que en las mañanas son el sitio de encuentro de adultos mayores, con la voz del Presidente como fondo musical.
A las 22:15, juguetón el Primer Mandatario empezó a gritar: “Fuera Patiño, fuera”. Y anunció al público que había nombrado un nuevo Canciller, se trataba del cantante que lo acompañaba. Esto porque por algo más de una hora, el Ministro de Relaciones Exteriores no apareció en la tarima.
Entonces, el Presidente decía que se buscaba a un niño perdido, de 1,60 metros, con frente amplia… Quería que cantaran juntos ‘Comandante Che Guevara’. Ya teniéndolo junto a él, lo amenazó, a manera de chiste, con contar en dónde estuvo… Y finalmente lo delató: se fue a comer arroz con menestra.
La historia terminó con todos cantando: El Fantasma de Canterville. “Yo era un hombre bueno/ si hay alguien bueno en éste lugar/ pagué todas mis deudas/ pagué mi oportunidad de amar…”.
Entre los asistentes se veía a los asambleístas Rosana Alvarado, Virgilio Hernández y Pamela Falconí junto a Paco Velasco, quien dejó la curul para ser Ministro de Cultura, pero después dejó el cargo.
En la Plaza Grande se escuchó: “Yo no quería una vida normal… No me gustaban los horarios de oficina…”. Y Mariposa Tecnicolor de Fito Páez también sonó. Luego la gente empezó a gritar otra vez: “Los golpistas no pasarán, con el pueblo se toparán”. Y el presidente Correa aseguró: “ya me había olvidado de los golpistas”.
Enseguida vino ‘El breve espacio’, de Pablo Milanés; y una de Juan Gabriel y Rocío Durcal: ‘Te pareces tanto a mí’. “Nada ganas con mentir, mejor dime la verdad…”, cantaba el Primer Mandatario y de pronto hizo otra broma: “Rectifica Correa”. Eso dijo, en referencia a lo que le suele pedir la oposición. Y la cantante de Son País siguió con el tema: “Dile a ese que hoy te ama/ que para amarte nada más/ que para eso a él le falta/ lo que yo tengo demás…”. Y como todos en el escenario lo señalaban, el Presidente sugirió: “personalidad”.
Eran las 22:50 y Rafael Correa había cantado de pie y aunque no se mostraba cansado, confesó estarlo. “Son 10 para las 11:00 pm. yo no he comido; tú sí (señalando al Canciller)”, anotó. Y el Canciller le respondió: “tú comiste a las 19:00”. Y él aseguró que no era verdad, que le preguntaran a Inteligencia.
En el escenario, también permaneció el vicepresidente Jorge Glas, aunque su fuerte no es la música. Detrás de él se veía a un hombre de seguridad que llevaba la manta antibalas, como es normal al tratarse de la máxima autoridad del país.
A esa hora, la Presidenta de la Asamblea, recibía algo que parecían ser caramelos de la ministra Tola. Y el canciller Patiño utilizó un tema de Piero para intentar despedirse: “De vez en cuando viene bien dormir, de vez en cuando viene bien dormir”. Y como una súplica pidió al público: “Váyanse a dormir”.
La respuesta del público fue: “En la lucha del pueblo nadie se cansa”. Y “Estamos convencidos, la lucha es el camino”. Correa sonreía y trataba de decirles que era hora de descansar. Pero accedió y cantó otra de Facundo Cabral: “Me gusta el vino tanto como las flores…”. Con ambas manos formó un corazón, lanzó besos que le pedían las mujeres que aún estaban presentes. Movía las manos para saludar.
A las 23:21, un grupo insistió con gritos y él accedió de nuevo: “Vamos con Piel de ángel”, de Camilo Cesto, dijo. Antes les dio el gusto, contra su voluntad y les regaló ‘Dueño de nada’, del Puma, “pese a que es reaccionario e insultó a Venezuela“. Como apuntó lo hizo solo porque se lo pidieron.
En el repertorio del Presidente también hubo canciones de Miguel Bosé. Le dedicó “a la Secretaria de Carondelet” una parte de Te amaré sobre la mala ortografía; no faltó Sabina. Y con vehemencia tomó el micrófono y se oyó ‘Soy un corazón tendido al sol’, de Víctor Manuel: “Aunque soy un pobre diablo/ casi siempre digo la verdad/ como fuego abrasador…”.
La jornada terminó. La Plaza de la Independencia no lucía con personas, banderas y más copando los espacios. Pero había un grupo, más que nada de jóvenes, que seguía pidiendo temas. “De terciopelo negro guambrita/ traigo cortinas/ para enlutar mi pecho guambrita/ si tú me olvidas…”. Ese sí fue el último en la voz del Presidente y del Canciller. Y luego, como en todos los eventos de Gobierno, el ‘concierto’ acabó con el Patria, tierra sagrada… Eran las 23:48.