El Gobierno del presidente Guillermo Lasso tiene varios frentes abiertos, sectores que se oponen a sus políticas. Sus llamados al diálogo después del proceso electoral del 5 de febrero han cosechado reacciones negativas. Analistas explican los hechos que abonaron a que una organización indígena, al momento, gane espacio como principal actor y opositor del Ejecutivo.
El analista político Daniel Crespo evalúa que la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie) viene a ser el principal opositor del Gobierno actualmente. “No solamente por sus números en la Asamblea Nacional o en los gobiernos seccionales sino también por su capacidad de movilización en el territorio”.
La politóloga Carolina Andrade también coincide en que la capacidad de la Conaie como los resultados electorales de Pachakutik se han mantenido como en los últimos años. “Esa capacidad social de la Conaie no se va a traducir automáticamente en una movilización, pero sí le convierte en un actor central”, sostiene.
Elementos de configuración
La “derrota aplastante” del Gobierno en las urnas sobre la consulta popular debilitó más al Ejecutivo y permitió que se articule mejor cierta oposición, según Crespo.
En las elecciones seccionales Pachakutik tiene buenos resultados, gana posiciones históricas como la alcaldía de Ambato con Diana Caiza, ejemplifica el analista. Es la primera mujer indígena en obtener ese cargo.
La Conaie y su brazo político salen “muy fortalecidos, eso permite retomar esa posición en la agenda como el principal confrontador ideológico a lo que se ve como un Gobierno de corte neoliberal, próximo a Estados Unidos”, dice el experto.
Hay un proceso de diálogo “mal parado”, el de las 10 mesas luego del paro nacional en junio del 2022. “Ya había críticas de la Conaie de que no se estaba llegando a ningún lado y ahora ha logrado posicionar la retórica de que el Gobierno no busca dialogar”.
Las 14 resoluciones de la Conaie dejan ver la hoja de ruta de las nuevas exigencias, por ejemplo la salida de Lasso como eje central y el rechazo a la muerte cruzada impulsada por el Ejecutivo, observa.
Le suma el distanciamiento con el Partido Social Cristiano, con el que se agudizó la confrontación y el Gobierno no supo articular nuevas alianzas ante lo que podría venir.
Otros elementos que generan presión al Gobierno son la investigación en la Fiscalía, una posible revocatoria de mandato en la Asamblea Nacional y una eventual movilización, añade Andrade.
Acciones como termómetro
La politóloga estima que no habrá una movilización inmediata de la Conaie. Primero evaluará cómo se mueven las fuerzas el 8 de marzo, por el Día Internacional de la Mujer. “Ese va a ser un primer termómetro y luego el (1 de mayo) Día Internacional del Trabajador”.
La Conaie participará en la marcha del 28 de marzo para entregar el proyecto de Ley de Aguas en la Asamblea Nacional. La movilización podría tomar fuerza en junio o julio como el año pasado, proyecta Andrade.
No considera un elemento desestabilizador a la postura de la Conaie por criticar el supuesto incumplimiento de acuerdos. Crespo hace una diferenciación. El correísmo y la Conaie han coincidido en desestabilizar al Gobierno y buscado la salida de Lasso, eso significa que tienen un interés en común, pero no la misma agenda política, puntualiza.
Hay un sector de la Conaie que es crítico al correísmo por la dureza con la que reprimió a dirigentes y huelgas del movimiento indígena, recodó el analista.
Radicalización en territorios
Iza aclaró este 27 de febrero en radio Sonorama que una movilización generalizada sería un problema muy serio. “Hemos resuelto trasladar la movilización a nuestros territorios”, mencionó. La radicalización de la lucha será en territorios, principalmente contra la minería.
En la marcha del 8 de marzo solo acompañarán a las mujeres indígenas y delegaciones acudirán a Quito por el proyecto legislativo el 28.
“El escenario no es sencillo, el Gobierno debe manejar con cuidado la retórica”, señala Crespo respecto a la terminología que se utilice en los mensajes oficiales para “poder bajar las aguas”. Recuerda que el escenario actual no es el mismo de junio del 2022 en la que Lasso se salvó de la destitución. Sugiere al Ejecutivo ser más conciliador, si quiere evitar un futuro paro o algo mucho más serio.
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