El mensaje a la nación que pronunció el presidente Guillermo Lasso, a través de un video pregrabado, que se emitió la noche del 30 de marzo, ha generado reacciones negativas. Expertos señalan varios errores de fondo y de forma, que perjudican la propia imagen del Gobierno.
“Soy inocente”, “en mi vida personal, profesional y pública siempre he actuado con recta intención”, y “asesinato de la reputación”, son algunas de las frases que Lasso repitió durante su discurso en relación al juicio político en su contra.
Dividió su alocución en argumentos sobre el juicio político, jurídico y personal que, a su criterio, dio pie el dictamen de la Corte Constitucional. “Pretenden enlodar mi nombre y el de mi hogar. Eso se llama asesinato de la reputación”, cuestionó respecto al pedido del enjuiciamiento político.
No existe el delito de asesinato a la reputación
El constitucionalista Alexander Barahona dice que no existe en el ordenamiento jurídico ecuatoriano ningún tipo de “asesinato” a la imagen o reputación de una persona y menos aún de un Presidente de la República.
Un alto funcionario como es el Primer Mandatario tiene un umbral de protección de su honra mucho más bajo que cualquier otro funcionario público y, a nivel internacional, hay casos sobre observaciones a la mala conducta de Jefes de Estado en lo público y lo privado, explica Barahona.
Es decir, Lasso “tiene un umbral de protección más bajo de su nombre, intimidad y privacidad, no se diga del reproche legal que está haciendo la Asamblea Nacional al realizar un juicio político al Presidente”.
Apunta que el juicio político no puede considerarse como un atentado a la reputación o buen nombre de una persona porque se trata de un ejercicio legítimo de escrutinio público. De lo contrario, ejemplifica, no se podría hacer nada en contra de funcionarios “incluso con pruebas de corrupción muy evidentes, por temor a dañarle el buen nombre”.
El tema de la reputación ha tenido una mala acogida en el foro de abogados y en la sociedad en general porque Lasso gasta recursos públicos para salir a decir que le están afectando la honra, critica Barahona.
Según el constitucionalista, Lasso podría interponer una demanda por daño moral, pero debe determinar a la persona responsable del daño, el contenido y grado del daño. No es fácil que este tipo de juicios lleguen a un buen término cuando quien lo promueve es un alto funcionario porque es propio de la democracia el reprochar la gestión de un Mandatario, añade.
Discurso personalista de Lasso
Para María Eugenia Molina, doctora en Comunicación, el mensaje presidencial se manejó desde una postura personal porque Lasso se enfocó en el “yo”, fue reiterativo y hubo un manejo conceptual errado de lo que es reputación.
La estrategia de comunicación fue equivocada, no logró su función ni en su forma ni fondo. El discurso se concentró en el ciudadano Guillermo Lasso, en decir que atacan a su reputación y a la de su familia, y no en el cargo de Primera Magistratura que tiene, según Molina.
La asambleísta de Creo, Nathalie Arias, anticipó la tarde del 30 de marzo, horas antes de la emisión del mensaje, que era importante que los ecuatorianos conozcan de parte de Lasso cuáles son los criterios con los que se va a aproximar al proceso de juicio político en la Asamblea. Molina evalúa que ese objetivo no se cumplió.
Considera que el mensaje debió ser más concreto, el contenido del discurso no ameritaba ser transmitido mediante una cadena nacional. Duró más de 18 minutos. “Los ecuatorianos esperábamos un mensaje más contundente, incluso de cómo iba a ser su estrategia de defensa (ante el juicio político). Eso es lo que yo esperaba como estratega de Comunicación. El mensaje fue largo y comunicó poco. No dijo ni media palabra sobre si va ir a la muerte cruzada (disolución de la Asamblea)”, analiza.
Errores del mensaje de Lasso
Todo comunica, lo verbal y no verbal, recuerda la experta en comunicación política para señalar los errores que detectó en el mensaje. Aunque los errores también son políticos, puntualiza.
El video pregrabado en el Centro Cultural Metropolitano con Lasso delante de un grupo de ciudadanos y a su derecha la Primera Dama, María de Lourdes Alcívar, no fue una buena pieza comunicacional por varios parámetros, según Molina.
El relato del asesinato a su reputación fue errado. “El Presidente habla desde su encuadre del asesinato simbólico de su reputación pero no manifiesta una sola palabra sobre la desesperante inseguridad”.
En cuanto a la locación, dice que el mensaje debió emitirse desde el Despacho presidencial, junto a sus ministros y su vicepresidente, Alfredo Borrero, para reflejar un trabajo en equipo ante el bajo nivel de aceptación. No con ciudadanos detrás que solo aplaudían y con una Primera Dama nerviosa.
La construcción narrativa de Lasso debió enfocarse en su posición de Primera autoridad del país.
Lasso no entiende el timing en el que se emitió su mensaje. Hay gente asesinada, muertos por deslaves y miedo constante.
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