Al alcalde electo de la capital, Mauricio Rodas, le gusta rodearse de gente. Para expresar públicamente su rechazo al contenido del borrador de la Ley de Ordenamiento Territorial y Uso del Suelo convocó a los medios en el sector del monumento de la Villa Flora, en el sur de la ciudad.
Aunque pocos conocían ese sitio del barrio. “¿Monumento? No he sabido que hay un monumento”, respondió un señor a punto de entrar en la estación de transferencia del Trolebús en la Villa Flora, minutos antes del pronunciamiento de Rodas, quien venció al oficialismo en las elecciones del 23 de febrero.
A pocos metros estaba el futuro Burgomaestre. Entre micrófonos y cámaras sobre el angosto parterre de la avenida Rodrigo de Chávez, manifestó su rechazo a esta propuesta de ley del oficialismo, que contempla regulaciones a gobiernos locales como las alcaldías.
En esencia, el líder del movimiento Sociedad Unida Más Acción (SUMA) anticipó que estará “listo para defender los derechos de los quiteños y para exigir respeto a la ciudad“.
L os ciudadanos de a pie se acercaron y aplaudieron al Burgomaestre. Luego también le hicieron planteamientos de rigor cuando ven a alguna autoridad: están construyendo en el sur una planta de tratamiento de aguas, están levantando un edificio a cualquier hora de la madrugada, etc. Pero ninguno le planteó cosa alguna sobre el ordenamiento territorial.
E l argumento de Rodas contra este proyecto legal es similar a los que han esgrimido otros sectores críticos a su contenido y al Gobierno. Entre ellos figura el alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot, quien anticipó que no acatará una ley que faculte al Ejecutivo controlar a los gobiernos municipales.
Para el Alcalde electo, esta ley -que aún está en estado de ‘borrador’ y que entraría al Consejo de Administración Legislativa el próximo mes- terminaría con las autonomías de los Gobiernos Autónomos Descentralizados (GAD), para estar bajo el ejercicio y el control del Gobierno central. Entre otras razones, por la creación de la Junta de Territorio y Suelo, pero, sobre todo, con la Superintendencia del ramo, que tendrá competencia incluso para sancionar a los GAD que no cumplan con las normativas técnicas.
R odas dijo que se hace necesario diferenciar entre lo que es coordinar e imponer desde una autoridad centralizadora.
“El borrador no señala el trabajo coordinado. Otra cosa es controlar y someter a los gobiernos locales a la necesidad de consultar sus atribuciones en materia de ordenamiento territorial”, dijo.
Pero el asunto es más grave, entiende Rodas, porque contiene un peligro que lleva a otro mayor: al ser una violación constitucional se estaría atentando contra la democracia. Por eso, abrigó la esperanza de que la Asamblea respete estos principios de descentralización y autonomía seccional.
Esperamos que la Asamblea respete los principios de descentralización y autonomía de los gobiernos locales que representan un elemento básico de la democracia”.
El conflicto iría, entonces, más allá de lo político. La Carta Magna, a decir de Rodas, señala que se hace necesario evitar la concentración del poder en una sola instancia. Además, iría en contra de la voluntad de los electores quiteños el 23 de febrero: “tener un Alcalde independiente”.
Más aplausos. Y desde los automóviles, fundamentalmente de taxis, pitaban y él alzaba su pulgar derecho de aprobación.
Más tarde, desde su cuenta en la red social Twitter, Rodas reforzó su mensaje e hizo referencia a las elecciones del 23 de febrero, cuando ganó la Alcaldía al oficialismo. “Los quiteños optaron con claridad por un Alcalde independiente, que no se someta a otra autoridad: yo cumpliré ese mandato”.
En contexto
El pronunciamiento del futuro Alcalde de Quito se da en medio del debate que se ha generado alrededor del contenido del proyecto de ley de Código Territorial que prepara el oficialismo. Esa incorpora la figura de una Superintendencia de gobiernos locales.
La Frase:
“Se está violando una competencia exclusiva determinada por la Constitución sobre el uso del suelo”. Mauricio Rodas