Redacción Guayaquil
El malecón Simón Bolívar ha estado rodeado por la polémica en los últimos tiempos. No solo es ahora, cuando se analiza ponerle el nombre el ex alcalde de Guayaquil, León Febres Cordero.
Desde el anuncio del Malecón 2000, grupos defensores del medioambiente protestaron, porque la obra restaría varios metros al río Guayas. Hace menos de un año, el inicio de la construcción de un casino generó nuevas controversias. Fue suspendida.
Comodato por 99 años
En mayo de 1938 se develó la estatua del saludo entre Simón Bolívar y San Martín en el hemiciclo de La Rotonda.
La reconstrucción del Malecón se dio por convenio de comodato por 99 años, firmado el 4 de julio de 1997 entre el Municipio y la Fundación Malecón 2000.
El proyecto se desarrolló sobre una extensión de 2,5 km de largo y una superficie de 21 ha. Desde su apertura, en octubre de 1999, se calculan en 150 millones las visitas recibidas.Lo cierto es que el sitio hoy es el referente turístico de la ciudad. Se levanta sobre 21 hectáreas desde la Plaza de la Integración, en el antiguo Mercado Sur, hasta Puerto Santa Ana, en Las Peñas.
Además de sus detalles arquitectónicos, se destacan en el complejo turístico los jardines y el área ecológica. Allí predominan plantas y árboles de la zona.
Cuenta con un centro comercial con patios de comidas y parqueos. Allí están el Museo Antropológico y de Arte Contemporáneo (MAAC), el Imax, tiendas artesanales, bares, restaurantes…
A lo largo de su historia, Guayaquil guarda una estrecha relación con el río Guayas. Por eso, el malecón Simón Bolívar es un referente en su desarrollo. Si se logra incorporar en el orden del día del próximo jueves, el Concejo Cantonal analizará el informe para ponerle el nombre de Febres Cordero al complejo urbano.
El alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot, aclaró -el 21 de mayo- que el malecón se seguirá llamando Simón Bolívar. Es el área de paseo que tendrá el nombre del ex Presidente. Aunque existen discrepancias históricas sobre el tema.
Según José Antonio Gómez, director del Archivo Histórico del Guayas, la obra como tal nunca se llamó Simón Bolívar. En su libro ‘Historia del Malecón’ dice que en noviembre de 1935 se planteó al Concejo un proyecto que, por segunda vez, buscaba otorgar un nombre a su calle.
La propuesta consistía en denominarlo Paseo de los Próceres. La propuesta generó la reacción inmediata de los concejales opositores. El principal argumento es que el nombre del malecón es clásico y se lo viene conservando desde épocas pasadas.
Sin embargo, en 1936 se aprobó la Ordenanza que lo denominaba como avenida Simón Bolívar, desde la plaza Colón hasta la avenida Olmedo. Simultáneamente, se designó Víctor M. Rendón a la antigua calle Bolívar.
En su libro ‘Nomenclatura de las calles de Guayaquil’, el manabita Florencio Compte reseña que la avenida del malecón se llamaba Calle del Río, desde 1787 hasta 1858, cuando se la conoció como Calle del Malecón. En 1889 era simplemente Malecón.
Esto hasta que, según Ordenanza Municipal del 7 de agosto de 1936, se le otorga el nombre de Malecón Simón Bolívar a la avenida que se inicia en la avenida Olmedo y termina en la calle Loja.
La web Efemérides del Ecuador informa que en 1931 el Cabildo porteño resolvió nominar El Paseo de las Colonias a la parte del malecón comprendida entre las calles Víctor Manuel Rendón y 10 de Agosto.
Cita la Ordenanza de agosto de1936, pero menciona que el nombre de malecón Simón Bolívar se lo otorgó a todo el complejo urbanístico junto al río.
Punto de vista. Gaitán Villavicencio/ Sociólogo y catedrático
‘El sitio es el símbolo de una nueva etapa’
El malecón de Guayaquil es como una obra urbanística que inauguró una nueva época de reordenamiento urbano y, en particular, lo que se denomina la conquista del Centro Histórico comercial. Por aproximadamente dos décadas había sido abandonado tanto por la inversión pública como por la privada, que había trasladado a la av. Orellana el nuevo centro financiero de la ciudad.
Con el Malecón 2000 se inicia una nueva etapa del desarrollo urbanístico, a través de la recuperación del centro de la ciudad. A su vez, eso enganchó el desarrollo de otro paquete de proyectos que dio otra dinamia al centro.
También permitió desarrollar una nueva imagen urbana que tendría un doble efecto. El primero, un efecto desde la perspectiva de recuperar una suerte de autoestima ciudadana, después de la profunda crisis urbana.
El segundo, una expresión que se vivió del nuevo poder político en la ciudad. El hecho más importante es que por primera vez en la historia de la urbe, íbamos a tener una continuidad de administraciones, como también de programas y proyectos.
Es todo un efecto sobre lo que va a ser un nuevo manejo del poder local. El malecón es un monumento a este nuevo poder. Se ha convertido en uno de los lugares más visitados de este país y a su vez significa el monumento al último faraón del trópico, el inefable ingeniero León Febres Cordero.
Hay que destacar una versión un tanto idílica de la relación de la ciudad y el río. No nos olvidemos que esta era una ciudad segregada. Entonces, al río no se iba todo el tiempo. Por lo tanto no se puede negar el valor que ha jugado, como un referente simbólico y político el Malecón 2000, en particular en esta nueva etapa.