En estos 15 meses de pandemia el teletrabajo ha traído importantes beneficios para los trabajadores como ahorros de tiempo y dinero en traslados y un mayor equilibrio entre la vida familiar y profesional, pero también denuncian precarización.
Desde el inicio de la emergencia sanitaria hasta el 21 de junio de 2021, el Ministerio de Trabajo atendió 1 109 denuncias relacionadas con el teletrabajo, en especial porque deben trabajar fuera de la jornada laboral, porque no les dejan acogerse al trabajo desde casa o porque han sido despedidos.
Ángelo, de 32 años, un trabajador del área de publicidad, dice que la reducción de la jornada que le aplicaron en su empresa desde abril del año pasado solo consta en el papel.
Aunque solo labora cuatro horas actualmente, en la práctica dice que tiene más carga.
Para compensar la reducción de salario buscó otro trabajo en una firma de venta de tractores, pero a toda hora debe estar respondiendo correos y pedidos de la otra empresa.
Josselyn, otra trabajadora, también lidia con una mayor carga de tareas. Por ejemplo, cuenta que, en varias ocasiones, llega a descansar solo cuatro horas durante el día, lo que ha derivado afecciones en su salud.
Además, debido a la carga laboral, en varias ocasiones dejó de alimentarse bien por el poco tiempo que tenía.
Hasta ayer, según el Ministerio, 456 651 personas laboraban desde su hogar en el país.
Para Rodrigo, ingeniero geógrafo, el teletrabajar le significó buscar un equilibrio entre su vida personal y laboral. Él y su esposa están en trabajo “virtual” desde el 2020 y han tenido que acomodarse para atender a su hija de dos años y medio y cumplir con las metas de sus trabajos.
“Tengo un horario flexible y me manejo por resultados, pero a veces debo trabajar en las madrugadas para cumplir con las tareas”, cuenta Torres.
Todo esto ocurre pese a que la Ley Humanitaria, que el pasado 22 de junio cumplió un año, señala que los teletrabajadores tienen los mismos derechos que el resto de empleados, lo cual incluye el respeto a la jornada laboral.
Además, la norma dispone que los teletrabajadores tienen derecho a una desconexión de, al menos, 12 horas continuas en un lapso de 24 horas. En ese tiempo, en ningún caso el empleador podrá comunicarse ni formular órdenes.
La norma también dispuso que el empleador deberá proveer los equipos e insumos necesarios para el desarrollo del teletrabajo, pero en muchos casos esto no se cumple.
Fernanda lleva en teletrabajo 15 meses. “Al inicio tuve que pedir prestada una computadora porque nos exigieron que nos conectemos como sea”. Luego de seis meses se compró una computadora propia.
Carla Navarrete, experta en Derecho Laboral, afirma que el teletrabajo aún se tiene que perfeccionar en el país, pues la aplicación se dio de forma abrupta debido a la pandemia.
El mecanismo ha sido un desafío para todas las empresas, pero en especial para las más pequeñas, dice.
Navarrete consideró que la vigilancia del cumplimiento de la Ley es un desafío. Antes las firmas tenían sistemas biométricos para controlar los ingresos y salidas de sus trabajadores, pero ahora, con el trabajo digital, es más complejo.
La Organización Internacional del Trabajo recomienda, para evitar las sobrecargas en el teletrabajo, la asignación de tareas claras y evaluar resultados más que el tiempo.
La Cámara de Industria de Guayaquil (CIG) señaló que el proceso de adaptación a la virtualidad sigue. El gremio señala que las firmas siguen perfeccionando métodos para que el teletrabajo sea efectivo.
Algunas empresas están marcando la diferencia. Procredit dio flexibilidad a sus empleados para supervisar en casa las clases virtuales de sus hijos. Para eso, no hay un horario estricto, sino que se ajusta a sus responsabilidades diarias, explicó Carolina Landázuri, jefa de Recursos Humanos.
Cecilia Galarza, jefa de Desarrollo Organizacional del Grupo OLA, explicó que los teletrabajadores tienen el horario de oficina habitual y se hizo convenios para que, a través de descuento en rol de pagos, los empleados accedan a paquetes de Internet a precios reducidos. En esta firma, 30% del personal trabaja en casa.
Pese a los desafíos, Ángelo, Josselyn, Rodrigo y Fernanda no quieren volver a la oficina, sino que se perfeccione el teletrabajo.