En Ecuador el precio de la gasolina, el diésel y el gas licuado de petróleo se mantiene congelado desde principios del siglo XXI. Foto: Archivo EL COMERCIO
En la mayoría de países del mundo, la variación del precio del petróleo tiene una afectación directa e inmediata en los recursos que destina la población para movilizarse.
A excepción de unas 25 naciones que reciben subsidios estatales a los combustibles según datos de la Administración de Energía de los Estados Unidos (EIA), en el resto del globo si el precio del petróleo sube, los usuarios deberán pagar más por la gasolina y por el transporte.
Y lo mismo sucede a la inversa. Es decir, si el precio del petróleo baja (como ha venido ocurriendo desde julio del 2014), los usuarios pagarán menos en las gasolineras por cada galón de combustible.
Esta realidad es ajena al Ecuador, ya que el precio de la gasolina, el diésel y el gas licuado de petróleo (además de toda su cadena de comercialización) se mantienen congelados desde principios del siglo XXI.
Sin embargo, en Estados Unidos —donde no existe subsidio a los combustibles— hace un año se pagaba más de USD 3,50 por galón de gasolina pero en estos días el precio ha caído hasta cerca de USD 2, muy similar a lo que se paga en el Ecuador, debido a la baja de los precios del petróleo.
Pese a que esta ecuación (sube el petróleo = sube la gasolina / baja el petróleo = baja la gasolina) debería funcionar perfectamente, en el algunos países de la región no se cumple.
Y pese a que bajó el precio del petróleo, no ha bajado ha bajado aún el precio de la gasolina.
Según con un reporte de Luis Fajardo publicado en BBC Mundo el pasado 14 de enero del 2015, los consumidores de muchos países latinoamericanos todavía pagan lo mismo por el combustible, pese a la caída en los precios del petróleo.
Es más, en algunos de los países de la región los usuarios están pagando incluso más de lo que pagaban hace un semestre.
En Colombia, por ejemplo, los consumidores se quejan porque llenar el tanque del auto les sigue costando casi lo mismo que cuando el barril de petróleo valía USD 100. Y a los mexicanos les cuesta más. Esto se debe principalmente a los impuestos que los usuarios pagan.
Colombia se ha convertido en un mediano productor de petróleo que extrae alrededor de 1 millón de barriles diarios de crudo (el doble del Ecuador). Y pese a que la caída del precio del crudo ha sido mayor al 50% en los últimos seis meses, el precio del galón de gasolina pasó de 8 500 a 8 400 pesos, una disminución de apenas 1%. Es decir, alrededor de USD 3,50.
Aún así, el colombiano está lejos de ser el combustible más caro de la región. A comienzos de enero, el precio de la gasolina en Argentina llegaba a USD 5 por galón y en Uruguay se vendía a más de USD 6,50, para citar apenas dos ejemplos, indica Fajardo.
Mientras en otros países como México, el subsidio a la gasolina viene cayendo, por lo que el precio al consumidor aumenta.
Los mexicanos, entre tanto, enfrentan una situación incluso más paradójica en la que, pese a que los precios del crudo han venido en picada el último semestre, el monto que ellos pagan por llenar de combustible su automóvil estuvo en ascenso.
“Los precios de la gasolina en México nunca han sido determinados por el precio internacional del petróleo”, aseguró a BBC Mundo Duncan Wood, jefe del Instituto de México en el Woodrow Wilson Center, un centro de estudios en la capital estadounidense.
“Se han modificado de acuerdo a lo que el gobierno necesita en términos de ingreso y el monto que pueden subsidiar”, indica el experto.
No es probable que el gobierno mexicano baje los precios de gasolina a los niveles que sugeriría el precio internacional. En 2008, se aprobó una ley que establecía la eliminación gradual de los subsidios estatales al consumo de la gasolina.
Por eso, mediante una serie de llamados “gasolinazos”, el precio al consumidor fue subiendo mensualmente durante el segundo semestre de 2014 pese a que el precio global del petróleo caía fuertemente.
Hoy la mayoría de los mexicanos pagan precios por encima de lo que cuesta la gasolina apenas se cruza la frontera a Estados Unidos.
Pero este fenómeno no ocurre solo en América Latina. En muchas de las naciones europeas se aplican impuestos que encarecen de manera muy sustancial el precio que paga el público.
Estos impuestos alcanzan casi USD 1,50 por litro en Noruega y USD 1,25 en Alemania, según indica un estudio del académico Stefan Tscharaktschiew de la universidad alemana de Dresde. Es decir, el usuario termina pagando por cada galón casi USD 5 en impuestos.