Un trabajador de Supermaxi, en Quito, revisa los productos alimenticios que se exhiben en las perchas. Foto: EL COMERCIO
Redacción Negocios (I)
Siete de cada 10 hogares ecuatorianos prestan atención a los “semáforos” que alertan sobre el contenido de sal, azúcar y grasa en alimentos procesados.
A partir de mañana todos los alimentos procesados que se exhiban en percha deben exhibir estas etiquetas, aunque varias empresas ya lo hacen desdeagosto pasado.
Según la encuesta Consumer Insight 2014, realizada en Quito y Guayaquil por la consultora Kantar Worldpanel, el 69% de los hogares se fija en los “semáforos” nutricionales de los productos que consumen.
En noviembre del 2013, el Ministerio de Salud expidió un reglamento para que la industria de alimentos y bebidas coloque en los empaques de sus productos unos círculos con tres colores. En esta especie de ‘semáforo’ el rojo muestra un alto contenido de sal, azúcar y grasa; el amarillo, contenido medio; y el verde, bajo.
Del 69% de hogares que se fija en las etiquetas, un 29% dijo que cambió su hábito de consumo regular debido a la información del semáforo.
La quiteña Raquel Avilés, quien realiza sus compras cada semana en un supermercado del norte de Quito, procura no comprar alimentos con semáforos rojos y prefiere aquellos con alertas verdes y amarillas. “Me ayuda a ubicar lo que compro y a cuidar la salud”, dice.
Los consumidores fueron consultados sobre su reacción frente a estos semáforos. Un 43% dijo que le es indiferente, otro 26% señaló que observa la etiqueta, la analiza pero termina comprando el mismo producto. Y un 31% de hogares dijo que se detiene antes de comprar, para cuidar su salud.
Archana Davidaza, una consumidora, dice que a menudo se fija en las alertas de las etiquetas y que procura no consumir algunos alimentos, sobre todo aquellos altos en azúcar.
Las etiquetas informan de una manera más rápida sobre los componentes de los productos y enseña a las personas a tener una alimentación más sana, añade María José Troya, directora ejecutiva de la Tribuna del Consumidor.
Para Freddy Arellano, gerente general de Mondelez Ecuador, que comercializa las marcas Oreo, Club Social, Ritz, Royal, entre otras, aún es muy temprano para evaluar el impacto que tienen las etiquetas en la demanda de sus productos. La empresa, que ha invertido USD 60 000 en el cambio de diseño de las etiquetas, ha realizado proyectos de investigación para “ofertar productos más saludables, dice.
Alimentos Superior, que produce pastas, harinas, galletería y otros, dijo que ha invertido USD 100 000 en el rediseño de sus empaques y que no ha visto un cambio en la demanda.
Por su parte, Édison Romo, presidente del sector alimenticio de la Cámara de la Pequeña y Mediana Empresa de Pichincha (Capeipi), dijo que en algunos productos se ha registrado un incremento en las ventas.
Las ventas de productos light ha mejorado gracias a la etiqueta. “Ahora las personas se cuidan mucho en calorías, azúcares y grasas y eso hace que sea importante para ellos el etiquetado”, comentó Andrea Vizcaíno, gerente de Cowa, una microempresa que produce quesos de varios tipos.
Hasta el martes pasado, Pacari, que produce chocolates, había registrado 20 de sus 25 etiquetas de productos. Santiago Peralta, gerente de la firma, indicó que no ha visto cambios en el mercado ecuatoriano, pero sí en el consumidor extranjero. “Antes, el turista compraba 10 barras de chocolate, ahora compra 2 o no compra”.
El problema, según dice, es que las alertas no informan qué tipo de grasa posee el producto. “No es lo mismo el colesterol bueno que el malo. Salimos altos de grasa en chocolate de yerbaluisa de 60% de cacao que tiene colesterol positivo, pero eso no se registra”, dijo.
El presidente ejecutivo de la Asociación Nacional de Fabricantes de Alimentos y Bebidas (Anfab), Christian Wahli, considera que “las etiquetas muestran solo una parte de los componentes que tiene el producto, no te dice si son buenos o si son malos”.
Wahli teme que los productos que se consumen en Navidad (galletería, chocolatería, etc.), que se elaboran y entregan con mucha anticipación puedan registrar un alto nivel de devolución. “No es tan fácil sacar del mercado, etiquetar y volver a las perchas”.
Para Pasteurizadora Quito, que elabora productos lácteos, el proceso de cambio de etiquetado fue complicado, ya que las reglas cambiaban cada semana, cuenta Antonio Camacho, gerente de Calidad de la compañía. La leche saborizada de esta empresa debe llevar el semáforo en sus empaques.
Freddy Navarrete, director Técnico Zonal de la Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria (Arcsa) señaló que
mañana empezarán los controles sobre etiquetado.