Empleadas domésticas piden que se garantice su movilización y seguridad para volver a trabajar

Foto referencial. Desde este lunes, 4 de mayo del 2020 rige en la mayoría de cantones de Ecuador la 'nueva normalidad' con la inclusión de semáforos de acuerdo a la disposición de cada COE Cantonal. Foto: Xavier Caivinagua para EL COMERCIO

En la etapa de nueva normalidad, que comenzó el pasado 4 de mayo del 2020, las personas que se dedican al empleo doméstico están volviendo a laborar, pero, hay incertidumbre sobre la protección de sus derechos, explica Marianela Viteri, directiva de la Unión Nacional de Trabajadoras Remuneradas del Hogar y Afines (Untha).
Según el último estudio de Care Ecuador, publicado en el 2018, alrededor de 61 592 personas se dedican a trabajo remunerado en el hogar.
Viteri menciona que esta semana, las empleadas domésticas están volviendo a los hogares en donde trabajan, en algunos casos, lo harán jornadas de varios días puertas adentro, para reducir los requerimientos de movilidad o en jornadas de un par de días a la semana.
La vocera señala que es indispensable que los empleadores garanticen a las trabajadoras la movilización y las medidas de protección sanitaria para reintegrarse. Además, piden que se paguen los salarios justos, acorde a las horas que laborarán.
El Ministerio de Trabajo emitió el 3 de mayo pasado una resolución para el retorno al trabajo en el sector privado, en la que señala que los empleadores deberán tomar las medidas de seguridad y salud en el trabajo acorde con los riesgos laborales propios de sus actividades, y prever la movilidad de los trabajadores, así como la logística requerida que les permita cumplir sus jornadas presenciales.
El problema en este contexto es que las jornadas puertas adentro podrían demandar un mayor número de horas de trabajo, por lo que las empleadas deberían recibir salarios acorde al tiempo que estarán trabajando, dice Nivea Vélez, miembro de la directiva de la Confederación de Organizaciones Clasistas Unitarias de Trabajadores (Cedocut).
"Con estos cambios en las jornadas, se corre el riesgo de que las empleadas no reciban el sueldo que merecen, porque muchas están trabajando sin contratos y podrían ser víctimas de explotación laboral", señala.
Ella añade que, al no tener contratos, la trabajadoras no han podido acceder a la suspensión laboral con paga de sueldo, por ejemplo.
Según Care Ecuador, solo el 28% de las personas que se dedican a esta actividad tiene afiliación a la seguridad social.
Viteri cuenta que en la emergencia sanitaria, pocos patronos decidieron seguir pagando los sueldos a sus empleadas, aunque no pudieran ir a trabajar.
"Muchas compañeras fueron despedidas por no ir a trabajar; y en otros casos, no recibieron sus salarios, después de haber trabajado hasta 30 años en esas casas", acota.
El gremio espera que se implementen medidas de protección para las personas que están en este sector, para evitar abusos.




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